Pagar impuestos es, aunque desagradable, una obligación ciudadana. Sin embargo, cuando se trata del pago de impuestos por anticipado, y peor cuando es “sobre la renta”, la cuestión cobra un sentido más amplio y desagradable.
¿Cómo es posible que una empresa deba pagar por lo que se supone venderá. En el caso de las Mipymes el riesgo de desaparecer, porque simplemente no lo resisten, es mucho mayor. El Estado necesita ingresos, sí, pero no debe ser a costa de poner en riesgo a cientos de miles de empleos que dependen de las empresas medianas y pequeñas.
A lo que se debe apostar es a que haya más empresas formales. El pago del anticipo del impuesto sobre la renta, legal, pero no legítimo, es una retranca al desarrollo de miles de empresas, principalmente medianas y pequeñas. Y los informes indican que hasta las grandes enfrentan problemas.
El Estado está en la obligación de hacer una reingeniería tributaria antes de que sea demasiado tarde.