No es ningún secreto que el tráfico vehicular en República Dominicana, sobre todo en Santo Domingo, es cada día más complejo y llegará un momento donde prácticamente será intransitable. Sin lugar a dudas, que este tema debería ser prioritario para las autoridades correspondientes de cara al 2019, ya que la congestión vehicular tiene un impacto negativo en la economía, medio ambiente y en el bienestar general de las personas.
República Dominicana es un país importador neto de petróleo, y aunque en estos momentos los precios del oro negro sean favorables para la economía criolla, por supuesto que no siempre será el caso. Los vehículos consumen más gasolina cuando se encuentran en un tapón comparado a si transitan a una velocidad más rápida, por lo que el empeoramiento del tráfico podría mermar los beneficios de una factura petrolera más baja.
Por otro lado, los atascos interminables tienen un impacto negativo en el bienestar de las personas, el medio ambiente y limita la capacidad de poder hacer negocios. En términos económicos, una cantidad importante de automóviles transitando cada día podría ser una señal de una economía robusta, aunque también todos los extremos son negativos, por lo que se debe llegar a un punto de equilibrio.
Algunas de las soluciones que podrían evaluarse para aliviar el creciente problema de la congestión vehicular son: promover el transporte público, car sharing, fabricar automóviles mejor adaptados para transitar en la ciudad y limitar el uso de coches por día (ej. pico y placa).
Algunas de estas medidas chocan con principios económicos y sociales de sistemas capitalistas, de manera que se deben enfocar desde ópticas muy globales, donde predomine el bienestar de la sociedad en su conjunto.