Sin lugar a dudas uno de los temas que está acaparando la atención global es el “Pacto mundial para la Migración”, promovido por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que procura una migración segura, regular y ordenada.
Aunque es un asunto que tiene un tiempo debatiéndose, como se acerca la firma el 10 y 11 de diciembre en Marruecos, se ha colocado en la agenda global y en las agendas locales de los países, así como en la opinión pública.
Estados Unidos se opone y dice que no firmará. En República Dominicana existen posiciones encontradas, aunque la mayoría, entre ellos se destaca el Dr. Pelegrín Castillo, se opone a la firma. Como ciudadano del mundo y, sobre todo, de un país, que como República Dominicana, emisor y receptor de migrantes, no puedo abstenerme de compartir mi humilde punto de vista con respecto la migración en general y a este caso en particular.
Por naturaleza el hombre se desplaza hacia el lugar del planeta donde se le presenta la oportunidad de vivir mejor, por eso siempre lo ha hecho y lo seguirá haciendo. Lo único que impedirá que mexicanos y centroamericanos sigan moviéndose hacia EEUU, el haitiano y el venezolano a República Dominicana, es que encuentren dentro de sus países una oportunidad para vivir con dignidad.
La migración, esa que se ha convertido en problemas para algunos países, podría terminarse cuando se reduzcan las llamadas brechas de la desigualdad. El hombre seguirá migrando, dejando su tierra para establecerse en otra, hasta que en la suya se le garantice como mínimo alimentación, seguridad y protección.
Antes de conocer el contenido del Pacto Mundial para la Migración, mi propuesta ha sido, y la sostengo, que hasta tanto el ideal de una sociedad global más equitativa se convierta en realidad, los países deben recibir la migración que puedan asumir, la regulen, le tracen reglas claras, la inserten en la economía y a la cultura.
Es por ello que doy la bienvenida a República Dominicana a los haitianos, venezolanos, cubanos, chinos, colombianos, siempre que estén debidamente documentados y regulados, porque así mismo será tratado el dominicano que decida probar suerte en otros lugares del planeta. Si el Pacto, cuando dice que procura una “migración segura, regular y ordenada”, es a eso que se refiere, me adhiero a su firma, de lo contrario, no.
Creo que juntos, cada parte, anfitrión y huésped, entendiendo su rol, podemos construir una relación de hermandad beneficiosa para todos.
¿Oportunidad o amenaza? Depende del enfoque y el cómo lo asuma cada Estado. Adelante.