La frontera que comparten República Dominicana y Haití hay que comenzar a verla con más optimismo, con visión de futuro promisorio y con un alto grado de responsabilidad. Todos los protagonistas, incluidos empresarios, políticos y entes que interactúan en su entorno, están en la obligación de asumir un compromiso con sentido histórico.
Aquí hay pobreza, en algunos casos extrema, pero en esencia, si se ponen las variables sobre la mesa de toma de decisiones, constituye un horizonte infinito de oportunidades de desarrollo social y económico.
Es justamente donde existe mayor desempleo y tasa alta de pobreza donde mejor se pueden aplicar políticas de desarrollo. El sentido de valoración que dan las comunidades ávidas de inversión es, por mucho, superior.
Hace alrededor de 15 años que el empresario Fernando Capellán comenzó a creer en la frontera. Junto con los que creyeron en su idea, viendo el horizonte con un sentido optimista, nació Codevi, un parte industrial multisectorial que hoy da empleos a más de 11,000 personas, quienes han logrado mejorar su calidad de vida.
Sólo hay que pasar balance al antes y al después de Codevi en la zona, comprendida entre Juana Méndez y Dajabón, para saber lo transcendental que ha sido este emprendimiento en términos de su impacto económico y desarrollo en la gente. Y si hay algo que hace sentir orgulloso al ser humano es sentirse útil a su familia, a su comunidad y al país.
Hay esperanzas reales de que llegue el desarrollo pleno a la frontera. La visita de una alta comisión de empresarios dominicanos, del más alto nivel y de diversos sectores productivos, demuestra que hay interés real en ver esta zona en toda su dimensión económica y social. Sus expresiones, todas dirigidas a apoyar un renacer a ambos lados de la línea fronteriza, son una muestra de lo que debe ser.
En la visita también hubo representantes del Estado, de los que tienen el poder de tomar las decisiones y canalizar todo lo necesario para que sea realidad el desarrollo. A ellos, pero también a los que se enteraron por las vías correspondientes, les corresponde mirar la frontera como lo que realmente es: un horizonte de oportunidades infinitas. Pasemos de las palabras a los hechos y habrá resultados.