La Carretera Internacional se convirtió en tema de discusión después de que un reconocido cardiólogo y sus amigos fueran retenidos por unos haitianos que protestaban por la incautación de unas motocicletas.
El ingeniero Eduardo Estrella asegura que el último proyecto para repararla y que solo llegó a pavimentar unos 11 kilómetros, se produjo en el tiempo en que fungía como secretario de Obras Públicas en el último gobierno de Joaquín Balaguer, es decir entre 1991 y 1994. Esto significa que la vía, al igual que la que comunica Pedernales con Duvergé, acumula mucho tiempo de abandono.
Ambas son importantes para la movilidad de las unidades del Ejército Nacional que patrullan la frontera entre República Dominicana y Haití. Pero la Carretera Internacional además, podría servir de incentivo para el desarrollo económico y turístico de las provincias Elías Piña y Dajabón.
Se trata de una vía abierta entre el Sur y el Norte, un trazado que ya no produciría un impacto ecológico mayor que el que ha hecho. Además, podría ser aprovechada por el vecino Haití en el tramo en que sirve como línea divisoria.
El Protocolo de Revisión del Tratado de Fronteras Domínico-Haitiano, del 9 de marzo de 1936, consigna que la parte de la vía que sirve de frontera “estará el servicio de los dos Estados”. Establece que el costo y mantenimiento de la carretea debía ser cubierto por ambos Estados. A lo mejor Haití tiene poco interés, pero el incidente de los médicos debería hacer que el Gobierno dominicano piense en serio en la readecuación, aprovechamiento y vigilancia de la Carretera Internacional.