En este año 2018 se cumplen 40 años de reformas, anunciadas por el líder de la Segunda Generación de liderazgo de China, Deng Xiaoping.
En el China Daily del martes 30 de octubre de 2018, pude ver un artículo titulado, “China, líder en sustentabilidad después de la Reforma”, una manera de decir que China ha sido el país del planeta que ha logrado el mayor crecimiento sostenido desde diciembre de 1978, cuando se anunció la transformación y apertura, hasta hoy, pasando de ser una economía pequeña, una aldea sin infraestructuras, donde faltaba todo, a ser la primera economía medida a producto interno bruto (PIB) a paridad de poder adquisitivo (PPA) y segunda a PIB nominal, la de mayor crecimiento en autopistas, puentes, túneles, ferrocarriles, trenes de alta velocidad, producción de energía, así como el mayor mercado del planeta.
La Expo Shanghai 2018, la primera exposición internacional de importación de China de dimensiones colosales, que acaba de realizarse entre el 5 y el 10 de noviembre, inaugurada con la presencia del presidente de China, Xi Jinping, y el de República Dominicana, Danilo Medina, entre otros, fue una actividad pensada para conmemorar y celebrar estos 40 años de crecimiento y desarrollo.
República Dominicana tuvo una destacada participación en esta Expo en el pabellón de países del mundo, donde ciudadanos de China y de otros 107 países participantes, conocieron productos dominicanos, que exhibieron empresas como Grupo Rica, con sus jugos y leche; Grupo Rizek, el cacao dominicano entre los mejores del mundo; ron, tabaco y frutas tropicales.
De lo general a lo particular, podemos y debemos aprender de esta experiencia de China, que la transformación y la apertura, o sea, adecuarse como país, como nación, como pueblo, con la clase gobernante (política y empresarial) al frente, para dar pasos concretos a la producción de riquezas, no debe posponerse más.
Ante la pregunta que me han formulado varias veces desde aquel 1 de mayo en que se establecieron la relaciones diplomáticas con China, de qué ganamos, mi respuesta es la misma: ganamos un amigo que sabe cómo hacer para producir riquezas para todos, y eso es lo que debemos esperar de China, no el pescado, sino que nos enseñe a pescar.
La experiencia de esos 40 años es un buen comienzo, recomiendo conocerla y adaptarla a la realidad de la República Dominicana de hoy. Adelante.