La directora del Centro para el Desarrollo Global (CGD), Liliana Rojas Suárez, explicó que para diseñar la regulación y las medidas complementarias para la adopción y adaptación del Basilea III en América Latina, se debe tener en cuenta “la alta volatilidad macroeconómica y que los mercados de capitales están poco desarrollados”.
Además, la “incapacidad de emitir monedas duras y los problemas de gobernanza, tanto en el sector público como en el privado”.
Durante su ponencia “Basilea III: Desafíos para banqueros y reguladores en países emergentes y América Latina”, señaló que “estas características deben ser la guía del principio de proporcionalidad en la aplicación de estándares regulatorios internacionales en América Latina y otros países emergentes”.
La experta indicó que “Basilea III y otras reformas han sido la respuesta regulatoria a la crisis financiera global, que empezó en el 2008 y han sido un factor importante en el proceso de recuperación del sistema bancario en países avanzados”.
Precisó, en su ponencia en la 52º Asamblea Anual de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), que “aunque las recomendaciones de Basilea III están dirigidas para bancos con actividades internacionales y que han sido calibradas básicamente para países avanzados, muchos emergentes, incluyendo América Latina, están en el proceso de adoptar las recomendaciones”.
Rojas Suárez dijo que “la externalidad positiva más importante es la contribución al retorno a la estabilidad financiera de los países avanzados y los posibles efectos de contagio de los países emergentes y de América Latina son enormes”.
Dentro de las externalidades potenciales de la implementación de Basilea III en países avanzados, se encuentran: “el volumen de crédito a países emergentes y América Latina ha disminuido en forma significativa; la dependencia en emisión de bonos como fuente externa de financiamiento ha aumentado drásticamente; el traslado hacia préstamos Sur-Sur y el financiamiento a la infraestructura”.
América Latina está posicionada para cumplir con los requisitos de capital mínimo de Basilea III, aunque los ajustes de “deducciones para cumplir con las condiciones de capital de ‘alta calidad’ de Basilea han afectado y afectarán algunos bancos y países de la región”.
Asimismo, en la mayoría de los países, “el 90% del capital de nivel 1 está conformado por capital de la más alta calidad”.
A diferencias de los países avanzados, “la mayoría de los sistemas bancarios latinoamericanos se encuentran altamente capitalizados”. Añadió que “en aquellos países que aún no han adoptado los nuevos estándares de capital, es poco probable que se produzca un efecto significativo sobre el crédito local. Lo que sí es posible es que haya un efecto sobre la composición el crédito”.