Hoy, quizá muchísimo más que antes, la sociedad humana (no la de los animales irracionales) se da cuenta de lo desigual que es el mundo. Los recursos que agregan valor, más allá del conocimiento, están concentrados en la parte norte del planeta. Sólo algunos países del hemisferio sur han logrado dar el salto hacia el desarrollo.
La diferencia, en estos casos, ha estado en el desarrollo del talento humano. Los ejemplos más palpables son Australia, Nueva Zelanda y una islita llamada Seychelles, en el Océano Índico, de apenas 101,000 habitantes.
Hallar nuevos ejemplos es muy difícil. China, India, Vietnam, Indonesia y los Emiratos (por su petróleo) sólo son fábricas y generadores de materia prima. Sin embargo, su desarrollo no ha alcanzado lo que sí han podido lograr la mayoría de los Estados del hemisferio norte: desarrollo humano. Significa esto que no basta con desarrollo económico, lo importante es desarrollar, aunque sea un chin, al ser humano.