A propósito de que en Estados Unidos los ciudadanos han estado envueltos en debates sobre la prohibición de productos plásticos, que incluye todo, desde sorbetes hasta bolsas para empacar comestibles; los investigadores Camille Harmer y Willian F. Shughart II, de la Universidad del Estado de Utah, publicaron un artículo al respecto en la revista Fortune.
“Si bien las prohibiciones de EPS casi con certeza reducirían los residuos plásticos desagradables expulsados de los basureros y desechados en las calles y parques de la ciudad, algunos de los cuales terminan en lagos, ríos y océanos, la alternativa es peor”, aseguran Harmer y Shughart.
El EPS es poliestireno expandido (EPS), mejor conocido como espuma de poliestireno, que se usa ampliamente en recipientes de comida para llevar, tazas, cajas de hielo… Los investigadores señalan que los efectos a largo plazo deben considerarse antes de implementar cualquier prohibición de plástico.
“Estas prohibiciones solo tienen en cuenta el espuma de poliestireno que termina en el océano, lo que ciertamente es un problema, pero ignoran su potencial para causar un aumento en el desperdicio de papel, las emisiones de carbono y la contaminación del agua”.
En su artículo, Harmer y Shughart aseguran que los productos EPS son significativamente más baratos y requieren menos recursos que los productos similares hechos de diferentes materiales. Por ejemplo, fabricar un vaso de papel desechable requiere al menos un 20% más de combustible fósil y casi un 50% más de electricidad que un vaso de espuma de poliestireno.
Mientras tanto, los autores advierten que los productos de papel, la alternativa más probable a las EPS, generan más desechos y contaminación del agua y del aire.
“Hay poca diferencia entre tirar una taza de espuma de poliestireno y una de papel, y los productos de papel utilizados para el manejo de alimentos son menos reciclables que los productos de EPS. No se pueden lavar como EPS, y cualquier contaminación de los alimentos los hace irrecuperables. Además, los productos de papel a menudo están recubiertos de plástico para hacerlos más resistentes y resistentes al agua”, explican.
Harmer y Shughart aseguran que “para abordar los problemas causados por la contaminación del plástico, es mejor apuntar a su eliminación inadecuada que el plástico mismo”.
“La mayoría de los residuos plásticos en los océanos provienen de países que no cuentan con buenos sistemas para depositar la basura en los vertederos. Alrededor del 90% del plástico en los océanos proviene de solo 10 ríos: ocho están en Asia y dos en África”, concluyen.