Una buena parte de los asegurados entienden que cuando logran engañar a las aseguradoras con que le pague la pintura general del vehículo, chocado en un lado, o que le suman dos accidentes por uno, para que le apliquen el deducible una sola vez, o le reparen desperfectos mecánicos viejos no producidos por accidentes, creen estar haciendo un proeza –y se sienten orgullosos de lograrlo–, sin darse cuenta que es la misma estafa que cuando un taller repara la puerta que el seguro pagó para sustituir, para quedarse con la nueva, o no cumplen los plazos porque ya tiene seguro el cliente, se comprometen con lo que no pueden cumplir con tal de asegurar los trabajos.
Podríamos escribir muchas páginas sobre las estafas, y sobre todo una que dedicare un artículo completo para explicar cómo son las falsificaciones de los abogados para presentar reclamaciones falsas.
Con la baja de los rendimientos de tesorería, con el aumento de los costos catastróficos por las grandes pérdidas del sector, como el aumento de la siniestralidad de los ramos de vehículos, invalidez y sobreviviente…, las aseguradoras y reaseguradoras han visto mermar sus ganancias, por lo que además de incrementar las primas, deben priorizar otras alternativas, fuera de reducir sus costos y ser más eficientes, como el protegerse de los constantes fraudes a lo que el sector se ve amenazado constantemente.
Fue un gran paso la constitución del Centro Asistencial del Automovilista (CAA), donde la alianza del sector nos ayuda enormemente para protegernos de la gran creatividad de abogados, policías y médicos legistas proclive a las falsificaciones de documentos, presentando heridos y hasta muertos falsos en buena parte de las reclamaciones, acción que nos ha valido la felicitación del Poder Judicial, porque estamos conciliando más del 85% de los accidentes entre las partes, reduciéndole los costos a la justicia.
Tenemos una buena herramienta que debemos y vamos a usar para lograr mejores procesos con la Ley 155-17 Contra Lavado de Activos y Financiamiento al Terrorismo y los fraudes, ya que a diferencia de otros sectores, cuando se lava dinero con las aseguradoras, afectan los resultados ya que las pérdidas van directamente a sus beneficios. A otras instituciones financieras le puede dañar más que su reputación, por lo que el mercado asegurador está obligado a enfrentar unidos todas las acciones delincuenciales que afectan sus operaciones, vengan de donde vengan, así sean de los sobreprecios de algunos suplidores de piezas, para proteger el patrimonio de los accionistas y de los propios asegurados. Necesariamente debemos contar con el favor de la Superintendencia, que en algún momento tendrá que despertar y hacer mejor su papel de supervisor.
¿Por qué es tan importante velar por la salud, transparencia y calidad del mercado asegurador? Porque los activos de las aseguradoras son del público. Las aseguradoras manejan dinero de las primas de los asegurados, que deben administrar con responsabilidad, sobre todo porque hasta que la prima no es consumida, esta le pertenece a los clientes, a los asegurados. Y tenemos muy buenos ejemplos como los clientes y relacionados de SEGNA, BANINTER, Constitución y otras, que aún esperan que la Superintendencia, después de más de 15 años, les devuelva sus recursos, a los cuales tienen derechos incluyéndoles los intereses ganados por su dinero en custodia del órgano supervisor.