Las bolsas de tela siguen ganando popularidad como alternativa frente a las fundas plásticas en tiendas y supermercados de altos volúmenes de ventas en todo el mundo, preocupados por los efectos que toneladas de basura plástica pueden tener en el medio ambiente. Sin embargo, expertos revelan que esta alternativa no es del todo eco-amigable.
En una entrevista especial ofrecida por David Tyler, profesor de Química de la Universidad de Oregon, para el periódico The Oregonian, explicó que el algodón con que se manufacturan las bolsas de tela requiere una gran cantidad de agua para crecer y un alto porcentaje de pesticidas, lo que tiene un impacto negativo sobre el planeta que supera la producción de fundas plásticas.
“Una bolsa de plástico es realmente buena en términos del impacto del calentamiento global, el uso de químicos, el uso del agua, simplemente todos los impactos ambientales en los que pensamos: una bolsa de plástico es realmente buena en comparación con otros tipos de bolsas”, destacó Tyler.
“Donde está realmente mal es que no se degrada, por lo que es más fácil que termine como basura. Entonces, si ves que tenemos bolsas de plástico que soplan por todas partes, o se están metiendo en nuestras vías fluviales y ahogando peces y eso es lo más importante para ti, entonces las excluyes. Pero si está más interesado en el calentamiento global, puedes llegar a una conclusión diferente”, agregó.
De acuerdo con el experto, la opción más sostenible es una bolsa de asas reutilizable hecha de plástico reciclado.
Para Tyler, el caso de las bolsas de tela es el mismo de las tazas de cerámica, que se están utilizando cada vez más para sustituir los vasos plásticos.
“Una taza de cerámica tiene que encenderse en un horno a una temperatura alta durante un cierto período de tiempo y se usa mucha energía para disparar esa taza de cerámica. Resulta que también podrías tomar la energía (el gas natural o el petróleo) y convertirla en plástico. No importa cuánto reutilices esa taza de cerámica, al menos dentro de los supuestos de una evaluación del ciclo de vida, nunca recuperas esa energía que utilizó en el proceso de fabricación”, aseguró.
En otra entrevista, publicada en el portal web de Oregon Public Broadcasting (OPB), Tyler explicó que para determinar el impacto medioambiental de un material se debe considerar todo su ciclo de vida, desde los primeros pasos para obtener la materia prima hasta los desechos que genera luego que ha cumplido su propósito. Esto implica evaluar el uso total de energía, contribuciones al calentamiento global, acidificación de los océanos, contaminación del aire y del agua, entre otras variables.
Bolsas de papel
En Australia, una evaluación del ciclo de vida encontró que las fundas de plástico de un solo uso tienen menos impacto medioambiental que las bolsas de papel de la compra, ya que usan menos energía y recursos, por lo que producen menos contaminantes.
“Encontraron que las bolsas de papel son lo peor que podemos hacer por el medio ambiente”, citó Tyler.