Ni pasado ni futuro: Presente. Los investigadores panameños creen posible impulsar la competitividad y la innovación con el desarrollo de proyectos patentables: 161 solicitudes entre universidades, organizaciones y empresas, por vía del Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (PCT, por sus siglas en inglés), prueban el poder de las ideas.
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi) en el informe sobre el PCT (edición 2018), incluye a la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) entre las 50 primeras del mundo en solicitudes PCT, tratado de carácter internacional que protege la invención en varios países.
Zoila Yadira de Castillo, docente y research leader del Centro de Investigación e Innovación en Logística y Cadena de Abastecimiento (Ccilca) de la UTP, mientras estuvo al frente de la Dirección de Gestión y Transferencia de Conocimiento de este centro de estudios, impulsó en 2015 la firma del convenio entre CAF-Banco de Desarrollo de América Latina– y la UTP, con el objetivo de aplicar el Método CAF de Desarrollo Acelerado de Patentes, con el apoyo de Álvaro Atilano, quien coordinó la Iniciativa Regional para el Desarrollo de Patentes de CAF.
La investigadora reconoce que nadie creía en la generación acelerada de patentes tecnológicas. Sin embargo, el objetivo del convenio CAF-UTP tenía en letra resaltada: “Convertir a la UTP en la primera universidad iberoamericana en generación y gestión de solicitudes de patentes tecnológicas vía internacional, orientadas a la solución de retos que contribuyan al desarrollo sostenible de Panamá, de América Latina, el Caribe y otras regiones del mundo”.
Además de lograrlo (el informe 2018 de la Ompi certifica este esfuerzo), el programa comenzó a entusiasmar a instituciones y al sector privado.
Panamá se convierte a partir de 2015 en el campo de aplicación de este plan piloto de CAF. Los buenos resultados llevan al organismo a replicar el modelo en Colombia, México, Paraguay, Perú, Ecuador, Chile y Cuba.
En la actualidad la responsabilidad está en manos de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) y CAF que acaba de convocar a un nuevo taller intensivo de tecnologías patentables, dirigido a entes públicos y privados, universitarios y en general a panameños interesados en multiplicar el número de solicitudes.
“No se trata de estar en un ránking, significa que detrás de este esfuerzo hay dedicación, trabajo e inversión en capital humano”, indicó la investigadora.
Después de proceder al registro de la patente (el proceso tarda cerca de tres años para su aprobación) y una vez otorgada, el paso inmediato es conseguir aliados que aporten recursos y permitan el desarrollo.
Pasos para una solicitud por Tratado de Cooperación en materia de patentes (PCT, por sus siglas en inglés)
En el portal de colecciones nacionales e internacionales de patentes de la Ompi (patentscope.wipo.int) se encuentran 161 solicitudes locales por vía PCT. Figuran del Canal de Panamá, de empresas de tecnología, la UTP y la Universidad de Panamá (UP), entre otras.
Catherina Caballero-George, coordinadora del Centro de Innovación y Transferencia de Tecnología del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (Indicasat), explicó que la institución inició como un laboratorio de Senacyt, pero desde 2008 funciona en calidad de asociación de interés público, presidida por Senacyt e integrada por miembros de sectores públicos y privados.
En diciembre de 2014 hicieron su primera solicitud de patente científica, de manera local, ante la Dirección General de Registro de la Propiedad Industrial de Panamá (Digerpi), aliados con una industria situada en Ciudad del Saber, experta en nanotecnología.
Proponían aprovechar las propiedades de la curcumina, una planta muy usada en la India y con efectos benéficos en tratamientos cardiovasculares y alzhéimer.
En enero de 2015, por vía PCT, se solicitó patentar un modelo para pruebas de laboratorio, rápido y económico, en particular centrado en el mal de Alzheimer. Han buscado alianzas con la industria porque la experimentación requiere considerable inversión en recursos.
En febrero de 2018, vía PCT, solicitaron la protección para un producto natural, también con base en plantas, para la circulación y la hipertensión.
Caballero-George es especialista en farmacología molecular, estudiosa de los poderes curativos de los productos naturales, inquietud que la acompaña desde su formación en Estados Unidos (EE.UU.) y desarrolla en Panamá, el cuarto entre los 25 países del mundo, más ricos en plantas.
La cuarta patente todavía no es pública. También está basada en los poderes curativos de las plantas y procura unirse a la lucha contra la malaria.
El Indicasat, en general, con un importante equipo de expertos, realiza investigaciones de inmunología, neurociencias, farmacología y toxicología, entre otras áreas de la biomedicina.
Para Caballero-George hay un desafío importante: Que la industria confíe en la investigación panameña y juntos den valor al esfuerzo meritorio de quienes impulsan la innovación.