Sin lugar a duda, República Dominicana es un país de microempresas y pequeñas empresas (Mypes). Se estima que éstas constituyen más del 90% del total de unidades productivas que tiene la nación, y que su contribución al PIB y a la generación de empleos es cada vez mayor. Este tipo de empresas está en todos los sectores productivos, aunque principalmente en el comercio y los servicios. Basta echar una mirada a los estudios para ratificar la importancia relativa que tienen las microempresas y pequeñas empresas en el país.
En efecto, un estudio auspiciado por el Clúster Turístico de Santo Domingo, y ejecutado con recursos del Banco Interamericano de Desarrollo, da cuenta que la mayoría de las empresas ubicadas en la ciudad colonial son de tamaño micro o pequeño, y que solo unas pocas se pudieran catalogar como medianas o grandes. Así también, la investigación arrojó que alrededor del 95% se dedica a actividades comerciales y/o de servicios, abundando, obviamente, aquellas vinculadas al turismo. Otro dato relevante es que el 70% de los propietarios de las Mypes de la zona colonial es de sexo masculino, aunque cada vez más se están incorporando mujeres como dueñas de los negocios pequeños.
Un hallazgo particularmente relevante del estudio al que tuvimos acceso es que las microempresas y pequeñas empresas consultadas, pagan un salario promedio mensual entre los RD$10,000 y los RD$20,000, lo que coincide con otros análisis que abordan el tema de los salarios, y en donde se afirma que la mayoría de los dominicanos ganan menos de veinte mil pesos al mes.
Un dato curioso que se obtuvo de esta investigación es que alrededor del 72% de las microempresas y pequeñas empresas consultadas está inscrita en la Tesorería de la Seguridad Social, y otro porcentaje importante realiza los aportes correspondientes al Infotep, lo que implica que son pocos los negocios de la zona colonial que están en la informalidad.
Múltiples limitaciones, sin embargo, detienen la expansión de las Mypes de la ciudad colonial, entre las que se mencionan la consabida falta de parqueos para clientes y visitantes, el nunca resuelto problema de energía eléctrica, el acceso a financiamiento, los altos impuestos, entre otros no menos relevantes.
A pesar de estas limitaciones, el potencial de desarrollo de las microempresas y pequeñas empresas de la ciudad colonial es notable, razón por la cual valdría la pena apostar por más proyectos e iniciativas de apoyo a este importante sector que tanto aporta a la economía dominicana.