La Segunda Conferencia Nacional de Estadística, evento realizado durante esta semana por la Oficina Nacional de Estadística (ONE), puso de relieve la realidad de las exportaciones dominicanas, tanto en lo referente a su comportamiento durante los últimos años, como en lo relativo a los esfuerzos que se han venido haciendo para fomentarlas, y las limitaciones estructurales que aún permanecen.
En el contexto de los datos, bien se sabe que la velocidad de expansión de las importaciones en los pasados tres lustros, es mucho mayor que el de las exportaciones dominicanas, lo que, obviamente, ha venido generando un problema en la balanza en cuenta corriente.
Sin embargo, y según se muestra en una publicación de la ONE, en el período 2015-2017 República Dominicana exportó, en promedio anual, un total de US$8,661.6 millones, creciendo a un ritmo de un 4.3% en 2016 con relación al 2015, y expandiéndose un 1.3% en 2017 con respecto al 2016. Durante ese mismo período se evidencia que el mayor socio comercial del país continúa siendo Estados Unidos de Norteamérica, al que le vendimos el 53.3% de nuestras exportaciones, seguido de Haití y Canadá, que nos compraron US$852 millones y US$748 millones, respectivamente.
Uno de los grandes problemas que tiene el país es la poca diversificación de las exportaciones dominicanas, verificándose que desde un tiempo a esta parte, estamos vendiendo, principalmente, oro (17.5% del total exportado), aparatos e instrumentos médicos (9.6%), cigarros (8.1%), entre otros. Esto tiene el agravante de que la mayoría de las empresas exportadoras se ubican en zonas francas (exportan alrededor del 60% del total), y son estas las que generan los datos para elaborar las estadísticas oficiales sobre el comercio exterior.
La buena noticia es que el número de Mipymes que exportan ha venido aumentando, aunque aún es relativamente bajo el porcentaje exportado del total de las exportaciones realizadas, apenas el 8.3%.
Por otro lado, es evidente que se ha avanzado en cuanto a la promoción de las exportaciones dominicanas, y dos muestras fehacientes las constituyen la creación de la ventanilla única de exportación, así como la denominación del 2018 como Año de Fomento a las Exportaciones. Pero aún se mantienen elementos estructurales que dificultan el avance del valor exportable, y el principal es pensar que el Estado es el garante de esto, y no son los empresarios, con estadísticas y políticas públicas, los que están llamados a identificar mercados de exportación en los que se pueda competir con cierto nivel de éxito.