Las monedas de mercados emergentes han sufrido una devaluación pronunciada en 2018 debido a diversos motivos. La presión devaluatoria proviene de las subidas de tipos de interés en Estados Unidos, tensiones geopolíticas y la guerra comercial.
Los factores previamente mencionados han incidido de forma negativa en los mercados emergentes, particularmente con la obtención de financiación por parte de inversionistas extranjeros quienes están moviendo su dinero debido a la depreciación de las monedas.
La pérdida de valor de la lira turca y el peso argentino han generado volatilidad y nerviosismo a nivel internacional, lo que ha creado un efecto dominó en cuanto a fuga de capitales de otros mercados, ya que los inversionistas entienden que estas economías también son vulnerables.
En concreto, las monedas de cinco de los países en vías de desarrollo más importantes del mundo se han depreciado de manera acelerada. La lira turca se ha desplomado un 40% en 2018 debido a las confrontaciones con la Casa Blanca, a políticas monetarias confusas, y al encarecimiento del dólar americano.
El peso argentino se ha depreciado casi un 50% frente al USD, lo que ha llevado al banco central de dicho país a subir sus tipos de interés hasta un 60% (la TPM más alta del mundo) y el gobierno solicitó un préstamo de emergencia de US$50 billones al FMI.
La rupia india se ha devaluado un 10% y aunque de momento esta economía no se ha ralentizado, sí podría verse afectada por su dependencia de importación de petróleo.
El real brasileño ha perdido un 20% de su valor debido a incertidumbres políticas, mientras que el rublo ruso ha caído un 15% por las sanciones económicas impuestas por EE.UU.