Conforme en información aparecida en la prensa nacional, el patrimonio existente de los fondos de pensiones al final de junio del presente año presenta un balance superior a RD$559 mil millones. La prensa, tomando como fuente la información de la Superintendencia de Pensiones, destaca que parte de estos fondos se encuentran invertidos en una importante proporción en títulos de Banco Central, el Ministerio de Hacienda y, en orden descendente, un porcentaje menor colocado en la banco múltiple, asociaciones de ahorro y préstamos, bancos de ahorro y créditos y fondos de inversión. A esta realidad se agrega las voces de ciertos sectores que propugnan para que estos fondos sean utilizados para financiar el desarrollo de la industria dominicana.
Este panorama pone de manifiesto una concentración importante de la cartera de inversión en el sector bancario, a través de colocaciones o adquisición de diferentes productos financieros; esto, en parte, debido a la tradicional tendencia de los inversores institucionales o privados en colocar sus inversiones privilegiando la oferta de productos financieros tradicionales proporcionados por el sector bancario, respecto de otros productos financieros.
Si bien la modalidad de inversión actual de los fondos de pensiones tiene un impacto positivo sobre la economía y el propio desarrollo del país, al viabilizar la demanda de estos fondos por parte del público, mediante la concesión de créditos, también es cierto que en la actualidad República Dominicana cuenta con herramientas legales que al tiempo de diversificar la tradicional oferta de inversión, nos proporcionan con igual nivel de certidumbre otras opciones de inversión; una muestra de ello se revela a través de la constitución de fidecomisos de inversión y administración en proyectos de infraestructuras.
La constitución de esta modalidad de fideicomisos permitiría que un porcentaje importante de los fondos de pensiones puedan ser destinados al fomento de obras privadas o públicas de alta prioridad para el país, cuyo establecimiento y posterior operación desde el propio fideicomiso garantice el retorno en principal e intereses de la inversión a través del flujo de efectivo generado por la puesta en marcha de dicha obra, reduciendo considerablemente la preocupación latente en la población, en relación la idea de invertir los fondos de pensiones en otros productos financieros distintos de los ofertados por la banca tradicional.
Es por ello que la realidad legal y económica actual, unido al incremento patrimonial de los fondos de pensiones, sugiere que nos planteemos seriamente reenfocar la modalidad de inversión de los fondos de pensiones, valiéndose para ello del fideicomiso, figura jurídica de alto nivel de control y garantías para asegurar el retorno de la inversión en un escenario de “ganar/ganar”, tanto en el ámbito económico como en lo social.