La experiencia establece que el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta, siglas en inglés), contrario a las expectativas y promesas de este nuevo marco de apertura comercial, ha quedado como una oportunidad que no se ha sabido aprovechar en todo su potencial. El discurso de los hacedores de política ha sido mucho y redundante, pero en la práctica el país ha perdido espacio y competitividad. Los factores son múltiples.
La investigación realizada por el Centro de Estudios Económicos y Sociales P. José Luis Alemán, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), financiada por la Cámara Americana de Comercio (Amcham-DR), identificó un eslabón perdido que lo relaciona con la ausencia de políticas de desarrollo productivo que contribuyan a que las actividades económicas aprovechen la ampliación del acceso a los mercados de exportación que suponen los acuerdos comerciales.
Destaca que la ausencia de políticas sectoriales vigorosas de fomento al cambio productivo, dirigidas específicamente a actividades productivas seleccionadas, aunado a los “enormes pesos muertos” con los que carga la producción nacional, como el costo e ineficiencia del servicio energético, la escasez de personal calificado, las debilidades institucionales y la discrecionalidad y opacidad del Estado, así como la corrupción y las elevadas tasas de interés reales, limitan los emprendimientos productivos y constriñen sus posibilidades de incrementar las capacidades productivas y la calidad de los productos.
El gran fallo
En lo que ese eslabón es superado, señala el estudio, las cifras disponibles dejan en evidencia que sea por el lado de la balanza comercial, del porciento de participación en el mercado estadounidense, de la competitividad o incluso de la inversión extranjera directa (IED), el país no ha podido, no ha sabido o no ha querido aprovechar en todo su potencial las ventajas que el Tratado le ofrece a propósito del intercambio con su primer socio comercial, que es Estados Unidos.
Los datos son elocuentes. Entre los hallazgos de la investigación está que la penetración en el mercado de Estados Unidos se ha reducido a la mitad y en 2017 tenía una penetración conjunta de 0.556% de las importaciones totales estadounidenses, lo que significa una pérdida de competitividad revelada de -0.519%.
Señala que los capítulos que han perdido más competitividad revelada son los azúcares, la fundición de hierro, prendas y complementos, excepto de punto, entre otros. En este orden, la investigación establece que en 2017, un total de 15 capítulos representaban el 88% de las exportaciones totales y han logrado una penetración conjunta de 0.389%. Sin embargo, indica, la ganancia de competitividad ha sido mínima (0.0038%), predominando las oportunidades perdidas (6 de 15 capítulos) las estrellas nacientes (5 de 15) y el resto se reparte entre retiro (3) y estrella menguante.
Apunta que los principales productos de exportación dominicana provienen de zonas francas y, como tales, disfrutan de un régimen diferente al resto de los artículos nacionales.
“De los 97 capítulos que forman el sistema armonizado del arancel, hay 18 en los cuales las exportaciones de República Dominicana a Estados Unidos tienen un peso superior al 1%. Esos 18 capítulos representan más del 91% de las exportaciones dominicanas a ese mercado. Los principales son: instrumentos y aparatos como los quirúrgicos y otros; tabacos y sucedáneos y máquinas, aparatos y material eléctrico, y sus partes”, detalla el estudio.
Los investigadores a cargo del estudio afirman que en medio de ese conjunto de resultados, interpretar y explicar el desempeño comercial dominicano en el contexto del DR-Cafta desborda los límites metodológicos y los recursos con que contó el trabajo. De hecho, explican, este informe solamente expone los resultados registrados, pero no los explica ni los interpreta, pues eso no es tan sencillo como establecer una causalidad tipo “post hoc propter hoc” (después de esto, debido a eso).
A su entender, el que mejore o empeore el desempeño de las exportaciones dominicanas después de la entrada en vigencia del Acuerdo bajo estudio no significa necesariamente que este resultado sea consecuencia de ese tratado de libre comercio.
De hecho, dicen que los textiles, particularmente luego del desmonte del acuerdo Multifibra en enero de 2005, son un buen ejemplo de lo anterior. Refieren que el comportamiento registrado de los textiles en el mercado internacional por ese y cualquier otro rubro tan sensible al “costo país” (carga laboral, servicios públicos, burocracia y regulaciones estatales, impuestos) está condicionado causalmente a su precio final más que a cualquier otro factor.
Consecuentemente, indican, la pérdida del mercado en el ámbito estadounidense y centroamericano -hasta prueba en contrario- no necesariamente es atribuible al DR-Cafta y, por añadidura, tampoco al nivel de eficiencia gerencial de los actores.
Desgravación del DR-Cafta
El calendario de desgravación del DR-Cafta tiene un período establecido de 20 años, siendo el 2005 categorizado como el “Año 1” del acuerdo, hasta llegar al año 20 “2025” como la frontera al libre comercio de todos los productos negociados.
El 98% de las 6,765 líneas de productos negociadas por los dominicanos en el marco del DR-Cafta se encuentran en libre comercio para Estados Unidos y los países centroamericanos. República Dominicana no presenta trabas importantes a las importaciones de los bienes de capital, sector de interés para los productores estadounidenses de bienes tecnológicos.
Estados Unidos tiene el 99% de las 10,449 líneas a nivel 10 dígitos negociadas libres de arancel, y unos 85 capítulos con todas las subpartidas en libre comercio.