“El cártel médico enfrenta al cártel asegurador en la Seguridad Social” fue el título que publicó la semana pasada un periódico de circulación nacional, el cual generó un intenso debate en el mundo mediático, pero que también constituyó un punto de partida para estudiar el rumbo que lleva la economía dominicana en cuanto al establecimiento de instrumentos de carácter monopólico.
El cártel, en su forma conceptual, implica un acuerdo colusorio para controlar determinados mercados de bienes y servicios, lo que deriva en una práctica anticompetitiva con efectos negativos sobre los pobres y las pequeñas empresas. Pero también encierra un problema de regulación de la competencia, lo que lleva a una cuestión de Estado y de falta de establecimiento de reglas de juego claras para todos.
Cuando los cárteles se entronizan en una economía, controlando precios y unidades producidas, en sectores neurálgicos como la salud, el transporte, los combustibles o los alimentos, la población está a merced de lo que decidan los miembros de dichos cárteles. Sin derecho a protesta. Ejemplos de estos cárteles ha habido en todo el mundo, pero la mayoría ilegales, cuya detección ha generado cárceles y pagos de multas millonarias. Quizás el más emblemático de los últimos tiempos fue el caso de Google, que fue multada con millones de euros por prácticas monopólicas en Europa. También tenemos el de la producción de petróleo con la OPEP, pero que ha sido difícil de desmontar.
El caso de República Dominicana parece más complejo, pues la inexistencia de mecanismos de regulación de la competencia invita a que agentes económicos agrupados, funcionen como cárteles en casi toda la economía. Por ejemplo, hace años que FENATRADO viene imponiendo su propia ley que los hizo dueños del transporte de carga, sin que haya forma de que esto cambie, a pesar de la cháchara. En el sector salud la situación es más difícil, pues una ley (87-01) ofrece prerrogativas para que determinados grupos, como las ARS y las AFP, manejen el amplio flujo de recursos financieros que está detrás de la Seguridad Social.
En respuesta, determinados grupos médicos se cartelizan para generar los ingresos que el sistema les niega y que ellos entienden se merecen; y así vamos, de cártel en cártel, creando distorsiones en los mercados que solo dañan a los pobres y que les impide acceder a los bienes y servicios que le permitirían mejorar sus niveles de vida. Pero así vamos, dando un ejemplo al mundo de cómo se construye una economía de los cárteles.