Las calles de la capital dominicana y de algunas ciudades de provincias amanecieron anegadas. Cayó mucha agua en poco tiempo y eso, siendo sincero, resulta en charcos, lagunas y ríos en las vías.
Como siempre, las autoridades hacen su trabajo, que consiste en prevenir a la población de posibles inundaciones y daños a su propiedad, pero más importante a su integridad física.
Sin embargo, la evidencia más contundente que dejan las lluvias, sean aguaceros o lloviznas, es la poca o casi nula educación de una parte importante de la población dominicana. Y esto sí que da pena.
La falta de educación se expresa en la inmensa cantidad de basura que brota en estos días junto al agua. Esto empeora las cosas, pues los filtrantes, alcantarillas y demás canales de desagües se tapan. ¿Por qué? Porque la gente tira basura en cualquier lugar y ante esta situación, señores, no hay autoridad que valga. Esto sólo se cura con educación.