La Oficina Nacional de Estadística (ONE) revela que, conforme a los libros administrativos de las Oficialías del Estado Civil, durante 2016 en República Dominicana se registraron 204,037 nacimientos.
Bien, la población dominicana sigue su ritmo. Pero llama la atención que de un total de 139,583 nacimientos que ocurrieron y se registraron en el mismo año 2016, en un total de 123,686, es decir 88.6%, los niños eran hijos de madres solteras, solo 15,679, apenas un 11.2%, de casadas mientras que 2018, un 0.2%, no se especifica el estado civil de la progenitora.
La ONE aclara que cuando se refiere a “madres solteras, necesariamente no quiere decir que no tenían pareja o cónyuge, sino que no estaban legalmente casadas”. Una situación que, aún en el siglo que estamos, puede afectar derechos patrimoniales de la madre y que las autoridades, de todos los poderes del Estado, deben tomar en cuenta al momento de crear leyes, desarrollar políticas sociales inclusivas y de garantizar derechos laborales a la mujer-madre del país que construimos.
Podemos sospechar imprecisiones en los datos aportados por la ONE. Pero aún así nos dicen con marcada claridad que somos y estamos construyendo una sociedad hija de “madres solteras”.
Un tema que desde el punto de vista moral no es ni bueno ni malo, pero que debemos tomar en cuenta al momento de desarrollar políticas gubernamentales para proteger los derechos del tipo de familia que tenemos e impulsar un desarrollo económico equilibrado. Y un tema del que, no está demás, las iglesias que operan en nuestro suelo patrio deben tomar nota.