La planificación es vital para el desarrollo de los pueblos. Una sociedad improvisada, y más cuando se trata de implementar proyectos costosos, podría enfrentar dificultades en el mediano y largo plazos. República Dominicana necesita que su desarrollo sea planificado.
Cualquier obra ejecutada por el Estado, es de suponer, está contemplada en el Presupuesto aprobado por el Congreso. Porque un proyecto sea bien visto por la ciudadanía, genera comentarios positivos y sea propuesta por la colectividad, para que sea ejecutada debe, primero, pasar por los procesos institucionales de planificación y presupuesto.
El mejor ejemplo de que la planificación da buenos resultados es el sector privado. No existe una sola empresa que invierta un centavo de su capital, ya sea en ampliación o adquisición de tecnología, sin antes haberlo presupuestado y proyectado.
El Estado, que ha dado algunas muestras de improvisación, debería emular al sector privado en esto.