Santo Domingo.- República Dominicana se encuentra en un momento crucial para su desarrollo: el bono o dividendo demográfico, ese punto en el que la población económicamente dependiente se encuentra en niveles moderados, lo que permite optimizar el crecimiento económico y la creación de estructuras eficientes de servicios públicos que mejoren la calidad de vida de la gente, pero, para alcanzarlo, se requiere de la inversión en su juventud.
El 38.1% de la población dominicana tiene edades entre 10 y 29 años, correspondientes a 3,765,608 habitantes, según el informe “El poder de 1,800 millones: los adolescentes, los jóvenes y la transformación del futuro”, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
“Los jóvenes son los innovadores, creadores, constructores y líderes del futuro, únicamente si cuentan con las destrezas necesarias, salud y opciones para su vida”, explicó Sonia Vásquez, representante auxilia de UNFPA.
Para aprovechar este “bono demográfico” Vásquez señala que la primera acción es fortalecer los niveles educativos desde edades tempranas, procurando que la instrucción tenga ciertos niveles de calidad.
La representante del UNFPA destaca la importancia de la implementación de una jornada educativa extendida, de manera que los estudiantes dediquen más tiempo a tareas relacionadas con su formación, lo que tendrá un impacto indiscutible. “Tener a estos jóvenes todas estas horas en la escuela estoy segura que tendrá un impacto enorme en su manera de pensar. Probablemente allí se forme su proyecto de vida”.
“Está probado que una niña o un niño con los pies en la escuela tiene muchísimas más posibilidades de salir adelante profesionalmente que aquellos que no se formen allí”.
[pullquote]“Una adolescente que tiene nada o bajo nivel de instrucción tiene cuatro veces más posibilidades de embarazarse que una con mayor nivel de instrucción”, añade el informe.[/pullquote]
De esta forma se podría evitar el gasto de RS$2,000 millones anuales en tratar el embarazo en la adolescencia, mientras que un plan integral de prevención costaría RD$33 millones.
El segundo elemento a considerar es el acceso de los niños, niñas y adolescentes a orientación sexual y reproductiva.
Según Vásquez, la actividad sexual entre los adolescentes es una realidad que, en lugar de negarse, debe abordarse desde el ángulo de la educación, evitando que existan consecuencias mayores para el desarrollo integral de los jóvenes.
El 50% de las adolescentes entre 15 y 19 llevan una vida sexual activa, mientras que el 70% de ese grupo no utiliza ningún método anticonceptivo, concluye el estudio.
Es por ello que considera que se deben desarrollar servicios de orientación “amigables” con los jóvenes, proveyendo acceso a información veraz y métodos de planificación.
El otro factor es el empleo. Se requiere propiciar un ambiente que provea fuentes de empleos para los jóvenes, de manera que pueda insertase en el mundo productivo de edades tempranas, atacando el problema de la exclusión social.
“Hay que crear toda una alianza para que nuestros jóvenes encuentren empleo y tengan acceso a empleo de calidad, porque muchas veces están trabajando en empleos que dejan mucho que desear”.