El 66.3% del parque vehicular de República Dominicana al cierre de 2017 era de origen japonés, de acuerdo a las estadísticas de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), aunque por las calles y autopistas circulan vehículos de marcas estadounidenses, coreanas, alemanas, chinas, italianas, londinenses y de otros países.
En tanto, las cifras difundidas por la Asociación de Concesionarios de Fabricantes de Vehículos (Acofave), informan que en 2017 las marcas japonesas, coreanas, estadounidenses y alemanas fueron las más importadas y utilizadas en el país.
Al cierre del año, el parque vehicular estaba integrado por 4,097,338 unidades, de las cuales el 10.6% era de origen estadounidense, el 9.9% surcoreano, el 7.1% europeo y el 6.2% restante correspondía a otros países, según la DGII.
Sin embargo, una parte significativa de los 99,316 automóviles “cero kilómetros y de segunda mano” que recibió el país el año pasado fueron traídas desde países como Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Marruecos, Sudáfrica, Venezuela, entre otros, algunos de los cuales no cuentan con plantas de ensamblaje de automóviles.
Enrique Fernández, presidente de Acofave, explica que la procedencia de unidades desde países como Trinidad y Tobago, desde el cual se importaron a territorio dominicano 85 unidades nuevas en 2017, puede deberse a personas que compran lotes de unidades “cero kilómetros o usadas” o de otro tipo de negocio y los traen al país.
“El país de procedencia es de donde vino el carro, donde lo facturaron. Eso significa, por ejemplo, estas facilidades que aquí la crearon hace poco, que son como unos depósitos fiscales intencionales, que llega el carro, lo pones ahí, no lo ingresas al país, y si la revendes a otra nación vuelve y sale”, plantea Fernández.
De las unidades que ingresaron al país el año pasado, 24,346 fueron nuevas (24.5%) y 74,970 usadas (75.4%), lo que equivale a que por cada unidad “cero kilómetro” que llega, se importan 3.08 usadas.
Aunque al país ingresaron vehículos procedentes de más de 30 países durante el año pasado, las naciones propietarias de esas marcas fueron 12: incluyendo además de las cuatro principales a China, Francia, Italia, India, Brasil, Inglaterra, Rumanía y Canadá, según Acofave.
“Tienes un vehículo Toyota, que tiene plantas en todo el mundo: Tailandia, México, Estados Unidos (…). Cuando yo contabilizo las unidades que se importan al país de esa marca pongo que el país de origen es Japón”, explica Fernández.
Sobre el caso de República Dominicana, que aparece en las estadísticas como país de procedencia, con 93 unidades usadas importadas en 2017, el ejecutivo de la Asociación indica que en ocasiones es producto de reembarques.
“Unos vehículos pueden llegar por Puerto Plata y luego lo mandan a Santo Domingo”, asegura.
Vehículos chatarras
Desde 2005 a 2017 República Dominicana recibió 941,356 vehículos nuevos y usados, alcanzando su tope máximo en 2016, cuando fueron importadas 103,197 unidades, mientras que la menor cantidad fue en 2012, unos 50,932 automóviles, de acuerdo a las cifras de la Asociación de Concesionarios de Fabricantes de Vehículos.
Durante los últimos 12 años las estadísticas reflejan una constante: se importan más vehículos usados que nuevos, alcanzando dicha proporción su mayor tope el año pasado (3.08).
Enrique Fernández califica como “chatarras” una parte de los vehículos usados que están siendo importados al país, principalmente los de origen coreano.
Entiende que el auge en la importación de unidades de “segunda mando” se debe a la falta de políticas públicas, reconociendo que los impuestos a los automóviles nuevos son elevados, lo que fuerza a la población a generar una demanda de unidades usadas y que en otros países “prácticamente pagan para que se los lleven”.
“Un ejemplo de eso son los vehículos coreanos, que sirvieron la mayoría como taxis en su país de origen y después de cinco años no pueden seguir operando, hay que renovarlos. Esos vehículos llegan hasta con 700 mil kilómetros recorridos”, denuncia Fernández.
Considera que el parque vehicular debe crecer de manera armónica y sana, y la manera más práctica es facilitar el transporte colectivo. “La edad del parque vehicular es uno de los índices de desarrollo económico y humano y tenemos una serie de políticas que trabajan en contra del interés de la población”, afirma.
Agrega que “el que compra un vehículo gastado, explotado, afecta a toda la comunidad, que está respirando el aire de esa contaminación que está expulsando ese vehículo que cumplió su ciclo de vida útil. Esa situación afecta a los consumidores, al medio ambiente, la salud y el turismo”.
El titular de Acofave denuncia que a territorio dominicano ingresaron el año pasado 18,798 unidades usadas, cuyo año de fabricación fue el 2011, en violación a la Ley 147-00 y sus modificaciones, que prohíbe la importación de vehículos con más de cinco años de fabricados.
“En la DGA (Dirección General de Aduanas) el año corta en julio y en esos meses ingresaron esa cantidad de vehículos, en contravención con la ley”, denuncia.
Fernández puntualiza que “es difícil que una persona prefiera adquirir una cosa vieja a una nueva. Lo que pasa es que las políticas públicas vigentes llevan al consumidor a esa situación”.
Transporte e impuestos
“Cada vez que se tiene una decisión de compra y se le dice al consumidor que por uno nuevo (vehículo) va a pagar RD$300 mil de impuestos y si lo compra usado RD$50 mil, el bolsillo lo va a llevar a comprar lo usado”.
Así lo considera Enrique Fernández, presidente de la Asociación de Concesionarios de Fabricantes de Vehículos, sobre el aumento en la importación de unidades usadas.
Otra queja del principal ejecutivo de Acofave es que un chofer que desea comprar un minibús tiene que pagar impuestos como si dicho vehículo fuera de lujo. “Se le cobra como si fuera un carro exótico. Paga arancel, 18% de ITBIS, 18% de primera placa y hasta un 3% del CO2”, detalla.
Entiende que para incentivar la organización del tránsito en el país es necesario estimular la compra de esas unidades (minibuses).
“Una unidad nueva le significa al Estado, como promedio, tres veces más de ingresos que una unidad usada”, puntualiza.