El Ministerio de Medio Ambiente ordenó el “cierre técnico”, que deberá iniciarse en seis meses y cumplirse en un plazo máximo de cinco años, de los vertederos ubicados en Duquesa, Moca, Puerto Plata, San Pedro de Macorís, Tamboril, Verón y Villa Altagracia.
La medida se enmarca dentro del Plan Dominicana Limpia y busca garantizar una disposición final de los residuos adecuada y segura a largo plazo, para así lograr la protección de los recursos naturales y calidad ambiental.
La información trae un aliento de esperanza, sobre todo en momentos en que los residentes del Gran Santo Domingo y sus demarcaciones aledañas padecen los efectos perniciosos de la humareda del último incendio del vertedero Duquesa, de Santo Domingo Norte.
Todos los ciudadanos del Gran Santo Domingo debemos respaldar la medida. Tratar de producir menos desperdicios sólidos y clasificarlos en la medida de lo posible. Las autoridades deben buscar un lugar idóneo para manejar un relleno con el menor impacto humano, ambiental y económico.
Basta citar el ejemplo del vertedero de Villa Altagracia para pensar bajo el realismo mágico en que vivimos los dominicanos. Porque, ¿cómo a una alcaldía o a un funcionario municipal, en su sano juicio, se le ocurre la idea de instalar un votadero de basura al lado de la Autopista Duarte, la vía que comunica las ciudades más importantes de un país que busca atraer cada vez más turistas extranjeros?