El presidente de la Asociación de Industrias (AIRD), Campos De Moya, afirmó que debido a la falta de estrategias intersectoriales, de política industrial y de valor agregado, el país se encuentra en un proceso de desindustrialización profundo que necesita ser revertido. “Un incremento significativo de las importaciones, un congelamiento en las fuentes de empleos formales y un déficit comercial cada vez más elevado, son los resultados de esa realidad”.
En el Acto con motivo del Día de la Industria Nacional y entrega del Premio George Arzeno Brugal al Periodismo sobre la Industria Nacional, De Moya indicó que los cambios en el sector industrial han sido dramáticos. “A pesar de ser uno de los sectores de la economía con mayor estabilidad en su crecimiento, este ha sido el que ha crecido menos en promedio con respecto al resto de la economía dominicana”, sostuvo.
Señalo que el único camino para salir del subdesarrollo es a través de la industrialización. “Para países como República Dominicana la clave para la industrialización es planificar y aprender a aprovechar oportunidades tecnológicas y medidas que están disponibles en el resto del mundo”, afirmó.
De Moya explicó que una verdadera política comercial no es aquella que sólo se enfoca en visualizar oportunidades de acceso a mercados externos, sino también a defender la producción y el mercado local. Indicó que es positivo crear una política enfocada hacia las exportaciones. Sin embargo, señaló que no se gana nada si se duplican las exportaciones, pero se importa 20 veces lo que se exporta.
“Lo que producimos aquí produce empleos aquí, genera impuestos aquí, mueve la economía de aquí y ahorra divisas a nuestro país”, enfatizó.
El empresario considera que la política comercial no es más que una lucha por disminuir los déficits comerciales de los países y eso es lo que no se debe perder de vista. Destacó que la ausencia de instrumentos financieros de desarrollo a largo plazo y de apoyo financiero a la tecnología, la innovación, a la maquinaria industrial o matching grants, han retrasado el desarrollo industrial del país.
Para De Moya, es importante analizar el impacto de las políticas de tributación en el sector industrial frente a las importaciones, la informalidad, la evasión y el contrabando en el sector industrial, como lo están haciendo las oficinas recaudadoras. “Cualquier incremento impositivo desmesurado puede crear una desventaja comparativa frente a las importaciones.”
El empresario considera que no se debe seguir contando con una estructura fiscal y procedimientos administrativos que favorezcan la importación en lugar de los encadenamientos productivos entre sectores.
“Para que tengan solo un ejemplo, para vender desde una industria nacional sin ITBIS a una empresa ubicada en un régimen fiscal especial como zona franca u hotel, la industria debe solicitar más de 4 permisos y agotar un proceso que puede durar hasta 60 días. Mientras que esa misma empresa de zona franca o ese hotel puede importar ese bien sin ITBIS y arancel en un solo día, con sólo digitar su régimen fiscal en el sistema de aduanas”.
En ese sentido, señaló que para sacar más provecho de la inversión extranjera directa es importante adoptar políticas administrativas, fiscales y formativas locales orientadas a que las empresas nacionales puedan suplir eficientemente y con mayores estándares de calidad a las empresas extranjeras.
En cuanto a las políticas de compras gubernamentales, De Moya indicó que “lo que queremos es que se tome en cuenta el desarrollo productivo en todas las decisiones del Estado, sobre todo en las compras gubernamentales”.
Dentro de los desafíos con los que cuenta República Dominicana en materia de industrialización, De Moya entiende que uno de los principales es la planificación de desarrollo con inversiones que permitan implementar cambios estructurales en la economía.
“Una parte importante de esa oportunidad la constituye la posibilidad de una nueva era de industrialización que podamos asociar a la transformación tecnológica y productiva, ambientalmente amigable, capaz de generar empleos de calidad y de sostener el crecimiento económico que hemos tenido en los últimos 20 años. La transformación del modelo económico dominicano está llamada a hacer de la industria la punta de lanza de este desarrollo”, sostuvo.
Otro de los desafíos, sostuvo, es lograr que en la sociedad dominicana la innovación sea estimulada, que las industrias trabajen en nuevos productos para las necesidades de los mercados, procesos para ser más eficientes, reglas laborales más flexibles y otras formas de organizarse y generar servicios.
Lograr que las academias tengan la obsesión de formar para la producción, haciendo factible que las industrias sean el espacio adecuado para la generación de empleos formales, el incremento de las recaudaciones, la garantía de bienestar para las personas y los hogares.
“Tenemos el desafío de incrementar significativamente el nivel de crédito al sector industrial, que el respaldo financiero a la producción agrícola e industrial sea factible en un marco de reglas que lo faciliten para la banca pública y privada”, indicó De Moya.