Rafael Perelló Abreu es y será un referente empresarial en República Dominicana. Su fortaleza y convicción de lo que debe ser el futuro del país quedaron plasmadas en una trayectoria que sirvió para afianzar el legado de su padre —Rafael Perelló Báez (Don Mazú)—, de lo que hoy se conoce como Industrias Banilejas (Induban).
Hay muchas facetas conocidas y reconocidas de Perelló Abreu, fallecido el 17 de marzo de este año: Filántropo, empresario, gallero, amante de la cultura y un dominicano que apostó, sin importar las circunstancias, al desarrollo del país. No se puede negar que vino del seno de una familia con más de 200 años de historia en este territorio. Sembró y cultivó tradición familiar y empresarial.
Valoró cada gota de sudor y todos los instantes de sacrificio para llegar a hacer realidad lo que lo catapultó entre los grandes y más importantes empresarios de República Dominicana: Café Santo Domingo, una marca país que es sinónimo de dominicanidad y orgullo de la industria nacional. Las familias que dependen económica y socialmente de este producto se cuentan por miles. Una de sus obras más importantes, en materia de avance agrícola, lo constituye la finca de aproximadamente 18,000 tareas en la provincia Hato Mayor, donde, a pleno sol, se cultiva el “café robusta”, que promete renovar la esperanza del sector cafetalero del país.
Junto con sus hijos y demás familiares, tuvo la visión holística para ir adaptándose a las exigencias de los nuevos tiempos. Induban, entre las industrias más importantes de la región, se ha mantenido al día en cuanto a la tecnología y las últimas mejoras para lograr un producto de la más alta calidad.
“Desde 1945 nosotros hemos venido creciendo, nunca hemos dejado de crecer, porque invertimos en el negocio todo lo que ganamos. Hemos crecido en maquinarias de última generación. Hoy tenemos un ambiente húmedo en San José de Ocoa que es único en el país. Todo ha sido crecimiento e innovaciones”, afirmó Perelló Abreu en una entrevista a Listín Diario en 2012, en la que destaca que viajó por el mundo en busca de las últimas tecnologías para lograr el mejor café.
La franquicia Café Santo Domingo, lanzada en el último trimestre de 2012, es otra de las muestras de la capacidad de reinventarse que siempre mostró durante el ejercicio de liderazgo en Induban. La marca ya está presente en diversos lugares del país. Aunque le tocará a su descendencia hacerlo realidad, tuvo en carpeta la fundación de la Universidad del Café, la cual sería especializada en esta materia en la preparación y tecnificación del personal que trabaja el área.
El Centro Cultural Perelló, en su natal Baní, inaugurado en 2011, constituye su obra cumbre de apoyo al desarrollo de la cultura. Lo calificó como el sueño de su padre hecho realidad. La institución se ha convertido en un símbolo para la provincia Peravia y la región Sur, especialmente por el aporte que ha hecho a las presentes y futuras generaciones de ciudadanos.
Visión
En cuanto al desarrollo de la cultura gallística en el país, Perelló Abreu elevó la categoría de este entretenimiento. Durante toda su vida, porque heredó de su padre el gusto por los gallos, invirtió tiempo, esfuerzos y recursos en el desarrollo de este pasatiempo para lograr que muchos creyeran en él, lo cultiven y se preparen profesionalmente para continuarlo.
Fue lo suficientemente inteligente y sociable para llevarse bien con todos a su alrededor. Quizá su sonrisa franca, abierta y transparente, bien acompañada de un discurso sencillo y humano, sean las características que le den eternidad a su legado de hombre de bien.
Sus colaboradores o empleados, que pasan del millar, solían saludarlo con un profundo respeto y consideración de padre. Siempre mostró satisfacción por la forma en que se sentía distinguido. Religiosamente recorría la fábrica de manera completa.
La superación profesional y personal formó parte de su enfoque de vida. Periódicamente organizaba cursos de adiestramiento y enviaba a muchos de sus empleados al extranjero, sobre todo a ferias internacionales, cursos de capacitación y eventos de competitividad. Siempre fue “ñoño” con la armonía y seguridad de todo el que presta sus servicios desde Induban.
A finales de 2012, durante la inauguración de la franquicia Café Santo Domingo, Perelló Abreu reveló otro de los hitos de su empresa y del país. Informó de la llegada del café dominicano al mercado ruso, donde habían exportado, a la fecha, 14 furgones en 12 meses. Los ingresos fueron de aproximadamente US$1 millón.
Manuel de Jesús Perelló Báez, su padre
Manuel de Jesús Perelló Báez, su padre, fue el iniciador de todo. Colocar a República Dominicana como productor de café ante los ojos del mundo tiene su responsabilidad en Industrias Banilejas.
Su origen está en Toulouse, Francia, de donde pasó más tarde a poseer el vizcondado de Perelló, en el principado de Cataluña, del que adoptaron el apellido, según el historiador y arquitecto Ismael Díaz.
Posteriormente, una rama de la familia se asienta en las Islas Baleares. A partir de 1715, tras la conquista castellana de este territorio insular, los catalanes son sometidos a vejámenes y represalias que provocan la emigración de algunos de sus ciudadanos hacia América. Fue bajo a esa coyuntura que llegó a Santo Domingo el médico Juan Crisóstomo Perelló Ramón, natural de Ibiza, Baleares. Casa con María Hernández Báez Arambule. De ahí la descendencia.