Henry Ford no tuvo un plan de negocios, no lo tuvo Steve Jobs ni lo tuvo Mark Zuckerberg, antes de arrancar las empresas que transformarían el mundo. Ellos tuvieron sueños, perseverancia, una orientación a la acción y a aprender mientras hacían negocios. El plan de negocios fue parte de ese proceso de aprendizaje.
Siempre conviene planificar, por menos lo básico, pero jamás atascarnos en un proceso de sobreplanificación o perfeccionamiento que tienda a retardar el arranque.
Cuando quieres empezar un negocio, tienes cero. Cuando planificas hacer un negocio, tienes cero. Solo ganas algo cuando arrancas. Incluso si no tienes éxito, ganarás experiencia. Y si fracasas, mientras más rápido fracases, mejor, porque entonces reorientarás tus energías hacia otro emprendimiento. Por tanto, cuanto más pronto arranques, mejor.
¿Pero significa eso que te lances de cabeza a la piscina en una mañana fría? No. Mete primero un dedito. Haz un prototipo y “testéalo”. Mucha gente tiene una idea del prototipo como algo sofisticado, pero no necesariamente lo es. Hay varios niveles de prototipo, y el primero puede ser tan primario como un garabato en una servilleta.
De hecho, el prototipo más simple de un gran negocio probablemente haya sido el dibujo de un triángulo en una servilleta, mediante el cual Rollin King invitaba a Herb Kelleher a fundar una línea de bajo costo que solo volaría a las tres principales ciudades de Texas: Dallas, Houston y San Antonio. A Kelleher le encantó la idea y de inmediato él y King pusieron manos a la obra para crear la famosa aerolínea de vuelos domésticos Southwest Airlines.
El prototipo es una forma rápida de sacar una idea de tu cabeza y ponerla en la cabeza de los otros. Hacerla tangible, exponerla ante potenciales usuarios o socios y obtener su retroalimentación. Mientras más rápido saques esa idea de tu cabeza, mejor, porque la retroalimentación te orientará sobre cómo seguir, incluso sabrás si debes abandonar rápidamente la idea, porque no funcionaría.
Kelleher ha pasado a la historia del mundo de los negocios por ser un personaje iconoclasta, pero también por ser un hombre decididamente orientado a la acción y una ametralladora verbal, que solía decir de sí mismo: “Siempre he sido capaz de tomar decisiones erróneas muy rápidamente”.
Acerca de Southwest Airlines, Kelleher también solía decir: “Tenemos un plan estratégico. Se llama ‘hacer cosas’”, una frase que retrata la cultura corporativa de su emprendimiento, pero también la personalidad de la mayoría de las mujeres y los hombres innovadores del mundo.