No reporta ninguna ventaja para República Dominicana salir a defenderse en el plano internacional por denuncias de maltratos a ningún grupo de inmigrantes. Y esto deberían saberlo, más que nadie, los que tienen un hondo sentimiento nacionalista y apego a la Patria.
Es penoso lo que sucedió en Pedernales, en donde una pareja de dominicanos murió presuntamente a manos de inmigrantes haitianos. Pero, nadie, absolutamente nadie, tiene la autoridad para tomar la justicia en sus manos y para salir a agredir inmigrantes.
Las autoridades dominicanas deben perseguir y apresar a los responsables del crimen. Las haitianas deben colaborar. Pero nadie está autorizado a sumarse a turbas para atacar a inmigrantes con o sin documentos.
Solo la Dirección General de Migración puede accionar contra indocumentados. Los ataques afectan a una población integrada a la economía de República Dominicana. Esto debemos saberlo nosotros, que tenemos más de un millón de dominicanos dispersos por el mundo, enviándonos remesas que ayudan a construir el país que somos, sobre todo desde naciones como Estados Unidos y España.
Para 2015 un organismo la ONU situaba en 940,874 los dominicanos residentes en EEUU y en 152,369 los de España, según datos conservadores citado por el Centro para la Observación Migratoria y el Desarrollo Social en el Caribe (Obmica). Y, cabe la pregunta: ¿Se imaginan que los españoles se unan en turbas para agredir y echar a toda nuestra gente solo porque una dominicana cometió un horrendo crimen contra un niño?