Hay un tipo de transacción con la muerte que muchos la hacen por adelantado. Es, sin guardar la distancia, como los mercados a futuro. Compran y transan bienes y productos con mucho tiempo de antelación. Así hay quienes negocian con la muerte. Las funerarias lo saben.
Pero quienes más lo saben son aquellos que contratan planes funerarios (por supuesto que a futuro, para cuando llegue la muerte), los cuales incluyen pagos mensuales con diversas coberturas. Los hay que implican sólo el alquiler del ataúd, pues es por cremación.
Todo dependerá de las posibilidades económicas del individuo y de la conciencia (que no se sabe para qué sirve en estos casos) de cada quien. En República Dominicana, aunque suene tétrico, hay parques cementerios que dan ganas de morirse para ser enterrados en ellos. Son verdaderos paraísos (por fuera). Sin embargo, es de orden preguntarse para qué contratar un plan funerario si al final nadie, nadie aguanta un muerto luego de 24 horas.