Desde un tiempo a esta parte, la competitividad país se utiliza como una palabra sexy que, desde su solo pronunciamiento, se piensa que, por un lado, las empresas dominicanas están invadiendo los mercados internacionales con sus exportaciones y que, por otro lado, los negocios locales superan en ventas a sus competidores internos de origen extranjero. Sin embargo, nada más alejado de la verdad, a pesar de todos los esfuerzos que se vienen realizando tanto desde el sector público como desde la esfera privada.
Lo cierto es que República Dominicana tiene tierras productivas para el desarrollo agrícola y pecuario, una infraestructura vial envidiable, playas y cocoteros atractivos para el desarrollo turístico, puertos y aeropuertos de categoría internacional, un desarrollo tecnológico de relativa importancia, sobre todo en lo concerniente a las telecomunicaciones, seguridad jurídica, a pesar de la cháchara, y gente buena con deseos y necesidades de trabajar.
Pese a todo lo anterior, no hemos avanzado mucho en términos de la colocación en el ranking global de competitividad, medición que hace anualmente el Foro Económico Mundial, lo que indica que las acciones y esfuerzos del gobierno dominicano no han encontrado eco en el sector empresarial. Esta falta de respuesta del empresariado ha dado como resultado que las exportaciones dominicanas hayan experimentado un lento crecimiento en los últimos 15 años, contrario a las importaciones, que se han multiplicado casi por cuatro en el tiempo referido.
Y dejémonos de teoría, la competitividad de un país se mide por su capacidad de producción para fines exportables, así como por la penetración en mercados internacionales con éxito en ventas, ingresos y utilidades, cosa que no ha ocurrido a pesar de los acuerdos de comercio que se han firmado e implementado.
No obstante, válidos son los esfuerzos que actualmente está llevando a cabo el Consejo Nacional de Competitividad (CNC), tanto mediante acciones concretas que buscan mejorar el clima de negocios en el país, como a través de otras iniciativas en las que está vinculado, como lo es conversión de República Dominicana en el “Supermercado del Caribe”. Esto implica, entre otras cosas, aprovechar las condiciones del país para que sea un centro de distribución internacional. Ojalá esto se tome en serio y prospere, y no nos quedemos a nivel de un ventorrillo local.