El auge del “Bitcóin” fue una de las grandes historias del año 2017, con la criptomoneda fluctuando de precio de manera vertiginosa, y a la vez siendo destacada en las portadas de los periódicos financieros y de interés general. Una criptomoneda no es nada más que una unidad de moneda creada a través de las computadoras, y que no cuenta con un banco central para su administración, sino que la misma se rige por las reglas establecidas por sus creadores.
Además del auge de las criptomonedas, los últimos meses nos han traído un aumento en los denominados “initial coin offerings”, u oferta inicial de moneda (ICO, por sus siglas en inglés). En un ICO, una empresa o grupo crea una nueva criptomoneda y vende participaciones en la misma al mejor postor.
Los ICO’s tienen como base las reglas de la criptomoneda sobre la que se basan cuando sean creadas por su originador. Por ejemplo, el creador puede establecer que solo se podrán emitir un número determinado de las criptomonedas (oferta limitada), y que las mismas solo podrán ser “creadas” ante la ocurrencia de ciertos eventos.
El establecimiento de reglas como las anteriormente citadas –que, a modo de ejemplo, se parecen a aquellas del Bitcóin– tienen el efecto de permitir a los inversionistas establecer parámetros para fijar el valor de las mismas. A su vez, los ICO’s se distinguen de las criptomonedas, pues también ofrecen acceso a una aplicación o algún servicio; por ejemplo, la persona que participe en un ICO para un nuevo app tendrá acceso a la misma antes de que el público en general lo pueda hacer.
Debemos pararnos aquí para aclarar que los ICO’s ya son grandes negocios: solamente en el tercer trimestre del año 2017 se realizaron ICO’s que levantaron US$1.32 mil millones en capital para quienes los ofrecen, una cifra que casi igual a los montos recaudados por compañías de tecnología vía los canales tradicionales.
Los ICO’s han generado controversia en los países en que se han realizado, debido a que no son regulados, por lo que la oferta a los inversionistas es muy volátil, y las protecciones ofrecidas son muy pocas (China y Corea del Sur recientemente prohibieron los ICO’s). La Superintendencia de Valores de los EEUU (la SEC) ha indicado que se encuentra en disposición de regular este sector.
En República Dominicana, también resulta de interés que los reguladores tomen nota de este mercado para fines de evaluar su impacto en el país. Aunque debemos asegurarnos de no limitar las posibilidades de levantar capital para las empresas, también es necesario velar por los intereses de los inversionistas dominicanos a través de regulación prudencial.