“Señores, hay siete millones de habitantes, que son tan dominicanos como ustedes, que necesitan que Valle Nuevo se cierre, porque aquí, con el cambio climático, habrá grandes sequías. Hoy hay una ciudad de cuatro millones de habitantes, que se llama Ciudad del Cabo (Sudáfrica), que no tiene agua y la situación está crítica”.
El ministro de Medio Ambiente, Francisco Domínguez, advertía con estas palabras a agricultores expulsados del Parque Nacional Valle Nuevo por mantener una explotación ilegal e intensiva dentro del área protegida considerada clave en la zona de la cordillera Central denominada la “Madre de las Aguas”.
“Porque aquí no ha empezado la sequía, aquí se vislumbra que habrá cinco años de sequía. Las aguas de los ríos de aquí no provienen de las lluvias, provienen del rocío y si yo tumbo todos los árboles no va a dar para nada, ni para ustedes sembrar, ni para los siete millones de dominicanos que también tenemos derecho”, insistía Domínguez Brito luego del acto en el que el Ministerio de Medio Ambiente y varias empresas dejaron inaugurada Villa Poppy, una comunidad de Río Grande, Constanza, que alojará a 53 familias de jornaleros que trabajaban para potentados que explotaban el parque.
Domínguez Brito definió a Villa Poppy como “un serrucho” entre el Gobierno que concibió y guió el proyecto, y el sector privado que aportó los terrenos y los materiales y recursos para su ejecución.
Defendió con firmeza las acciones para rescatar a Valle Nuevo ante los campesinos que pedían retornar a determinadas áreas del parque a cultivar incluso frutales. “Lo más fácil es ser demagogo”, les dijo para enfatizarles que “el área protegida sólo será área protegida”. “Esto tiene un costo, ustedes lo han pagado porque eran los que tenían más agricultura (dentro del parque nacional), pero también lo han pagado por cabezas duras, yo les decía: vengan conmigo, y nada. Vengan conmigo, y nada”.
“Al final, la posición de ustedes era de ‘rebú’ de líos”, se quejó, al tiempo que le propuso “echar agua al lodo” y acompañarlos en visitas al ministro de Agricultura y al administrador del Banco Agrícola, con el objetivo de buscar mecanismos para que el Estado apoye a los agricultores desalojados en el proceso de reencausar sus actividades productivas, pero siempre fuera de áreas protegidas.
A Domínguez Brito también se acercaron, durante un breve momento, los hermanos José Delio, Rosa María y Gustavo Guzmán, descendientes de la familia de José Delio Guzmán Domínguez que alegan tener la titularidad de “más de 300 mil tareas” dentro del Parque Nacional Valle Nuevo.
José Delio alegó que las cabañas Villa Pajón puede permanecer en Valle Nuevo como un proyecto ecotorístico y que su familia dejó de cultivar los predios de papa alrededor del complejo desde que Medio Ambiente impuso la Resolución 14/2016, que inició el segundo gran desalojo desde el 29 de septiembre de 2016. El primero lo inició uno de los gobiernos del fenecido Joaquín Balaguer.
Valoración
Rosa Bonetti, presidenta del Consejo de Co-gestión de Valle Nuevo y de la Fundación Propagas, ponderó la importancia del parque conocido como la “Madre de las Aguas” por ser la cuna de los ríos que surten ocho de los nueve Distrito de Riego del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indhri).
Recordó que sus fuentes acuíferas irrigan cerca de dos millones de tareas, alimentan 16 hidroeléctricas y llenan múltiples embalses con capacidad para albergar 1,700 millones de metros cúbicos de agua.
La Fundación Propagas participa, con Medio Ambiente, en la administración del Centro de Visitantes de La Pirámide y de un área de 80 kilómetros cuadrados. La entidad apoyó varias obras de Villa Poppy, incluyendo un humedal artificial de 391 metros cuadrados y con la aplicación de ingeniería verde.
También Julio Brache, presidente de la Fundación Rica, entidad que patrocinó diez de las viviendas, ponderó el complejo como un esfuerzo de buscar “soluciones sociales a problemas ambientales que requieren de un diálogo armonioso entre el sector público y los intereses privados”.
“Hace mucho tiempo que todos sabemos que en esta isla que Dios nos dio llueve en promedio, casi siempre lo mismo cada año. Sin embargo, hay zonas en las cuales el abastecimiento de agua se ha vuelto precario porque, montañas arriba, han desaparecido los bosques que capturaban las lluvias y las distribuían gradualmente por las cuencas de los ríos”, sostuvo.
Aporte de los terrenos
La familia del fallecido empresario José Armando Bermúdez (Poppy) donaron los terrenos para construir las 53 viviendas. El proyecto contó con el respaldo de entidades públicas, empresas y fundaciones.