La historia del empresario Carlos Martí Besonias está repleta de sacrificios, de largos días de posguerra, de ir y venir en la distancia, de amor familiar; de manifestaciones continuas de confianza de sus padres en él, pero sobre todo de creer en su capacidad de trabajo incansable. Ha logrado materializar un sueño que se ha ganado el respeto de la sociedad, que genera cerca de 2,500 empleos directos, constituyéndose en una fuerza económica de aportes al desarrollo dominicano.
Su biografía es un retrato vivo que cuenta miles de anécdotas en su recorrido hasta estos días en que MARTÍ, como holding de empresas, representa el sentir de una familia que trabaja unida desde antes de que salga el sol y más allá de que llegue la noche. El trabajo ha sido parte intrínseca de sus días desde que tiene memoria.
Cuenta con orgullo que sus inicios en el mundo empresarial, llevando y trayendo cilindros de gas para cocinar a domicilio, fueron de la mano de su padre, José Martí, quien al prestarle RD$1,000, para adquirir el inolvidable Land Rover, prendió en él la chispa que hoy se mantiene encendida como el primer día.
Lo que hace más de medio siglo se inició como una empresa pequeña, en una época en la que emprender requería de mucho más que el deseo, es hoy un grupo caracterizado por la innovación tecnológica y seguridad; la integración familiar, el respeto por la competencia y, sobre todo, confianza en el presente y futuro del país.
La publicación Tributo a los fundadores, de Mercado Media Network (abril, 2017), describe cómo se inició Martí Besonias en los negocios. Cuenta que su hijo mayor, Carlos José, es quien tiene la responsabilidad de seguir la visión y tradición familiar de trabajo que ha marcado su historia.
Tributo a los fundadores, que incluye datos biográficos de personas que han sido fundamentales en el desarrollo empresarial del país, destaca que “es más difícil vivir en la posguerra que en la guerra. Es un período en el que se siente con pleno rigor la destrucción del aparato económico de una sociedad y el desempleo y hambre que le siguen. En ese ambiente nació Carlos Martí Besonias, en el otoño de 1940, cuando España aún no curaba las heridas de la Guerra Civil…”.
Padre y madre
José, el padre de Martí Besonias, era pintor restaurador de antigüedades, cornisas y aplicaba tonos antiguos. Fue un artista selectivo con sus clientes. Eloísa, su madre, trabajó en una fábrica de corchos, entre otros oficios. Se casaron en 1935, en Sant Feliu de Guíxols, Cataluña, España.
Don Carlos, como le llaman sus amigos, nació en ese período de posguerra en medio de una economía devastada que obligó a sus padres a emigrar en 1949, a bordo de la embarcación “Marqués de Comillas”, rumbo a República Dominicana. Los cinco integrantes recibieron el apoyo de un tío suyo, quien había nacido en Cuba, pero vivía en el país. Estudió en diversos centros escolares, incluyendo escuelas del Estado.
Hogar
A los 21 años, en 1961, contrae matrimonio con su compañera y confidente de toda la vida, Diana Garden Bobea. Ella ha sido su soporte día tras día, en las buenas y en los momentos de pruebas. Se van del país con destino a Nueva York. Su objetivo era buscar oportunidades. Al poco tiempo, cerca de dos años, regresó a República Dominicana porque no se sintió cómodo ni veía resultados acordes a sus expectativas. Laboraba muchas horas al día, prácticamente sin descanso. A su regreso, trabajó como ayudante con su padre, José.
Su vena empresarial, que quizá la traída desde su nacimiento, la descubrió en 1965 cuando vio a un pariente vendiendo gas. Lo que pensó en aquel momento lo recuerda como ahora: “Yo puedo hacer ese trabajo”. Su trayecto hasta estos días le ha dado la razón.
“Le dije a mi padre que me gustaría comprar una camioneta para repartir cilindros y él me prestó el dinero”, recuerda Martí Besonias. Tenía la sospecha de que debía tomar el riesgo y emprender un nuevo camino. Hoy sabe que fue su mejor inversión. Comenzó a distribuir gas en la carretera Mella, pero al poco tiempo notó que debía aumentar su capacidad para atender la creciente clientela. Compró una Chevrolet, una camioneta adaptada para su negocio, que le costó RD$3,000. Seguía trabajando como Agencia Tropigas. En la medida de lo posible adquirió otros vehículos que le permitieron expandir sus operaciones.
Los resultados de su entrega al trabajo se ven a través de Tropigas, Sunix, Tropigas Natural, Coastal, Tropinsa, Vialgas, MetroGas y Volvo. MARTÍ es un grupo regional con presencia en Puerto Rico y Panamá.
Confianza en la familia
Carlos Martí Besonias heredó la cultura de trabajo de sus padres, quienes incentivaron a sus hijos a ser entes útiles a la sociedad. Ha tenido el arrojo suficiente para apostar a su capacidad de trabajo. Junto a su socio, Arturo Santana, pidió su primer gran préstamo formal en la banca (1970). Se trató de un financiamiento de RD$5,000 en el Bank of Nova Scotia, necesario para instalar una planta de llenado.
La planta le abría mayores posibilidades de competir, pero sabía que su reto era entrar a comprar directamente en la Refinería. Llegó la oportunidad de comprar a Esso Gas, por un RD$1,000,000. Esta adquisición colocó el negocio en otro nivel hasta llegar a lo que MARTÍ es hoy.