México acogerá desde este domingo 25 de febrero hasta el 5 de marzo a sus socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Estados Unidos y Canadá, en la séptima ronda de renegociación, que se presenta muy difícil y sobre la que existen profundos temores en el país anfitrión.
Los temores se acrecentaron esta semana luego de la alerta realizada por la agencia internacional de calificación financiera Moody’s, en el sentido de que la elevada dependencia comercial que México tiene con Estados Unidos sería la “principal vulnerabilidad” del país latinoamericano si su socio decidiera abandonar de manera unilateral el pacto.
Este aspecto, así como la introducción de fuertes barreras comerciales, “podría provocar una recesión que tendría diferentes efectos para los distintos sectores que calificamos en México”, señaló Moody’s Investors Service en un nuevo reporte.
Aún así, Moody´s, igual que otras entidades como el Banco Santander, confía en un gran acuerdo y lograr “un tratado modernizado” a finales de este próximo mes de marzo.
Citado por la prensa mexicana e internacional, el secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo, dijo que la ronda “es una reunión difícil porque conforme avanzas en la negociación y vas terminando los temas constructivos, de avanzada, de modernidad, te quedan los temas de alta complejidad y por lo tanto a partir de esta ronda no habrá rondas fáciles”.
La prensa internacional ha señalado las reglas de origen de la industria automotriz, considerado como el porcentaje de materiales nacionales que debe tener un automóvil construido en la región para no pagar aranceles, como uno de los escollos que impiden el avance de la negociación. Según agencias de prensa el objetivo estadounidense es aumentar las reglas de origen del 62.5% actual a un 85%, con un 50% de contenido estadounidense.
El más reciente informe de Moody´s indica que un retiro de Estados Unidos del TLCAN “tendría consecuencias perjudiciales para el perfil crediticio de México (A3 negativa)”.
Ante un “final estresado del tratado”, las compañías con cadenas de producción transfronterizas “podrían mostrar resiliencia”, afirmó Moody’s.
Los principales fabricantes de autopartes en México, recordó, siguen siendo “proveedores clave” para las automotrices de su vecino del norte, y “sus negocios seguramente se mantendrían competitivos aun sin el TLCAN”, sobre todo si el peso experimenta un debilitamiento adicional.
Otras industrias con mayor dependencia en el consumo y la actividad económica local, como la de la construcción, no correrían la misma suerte y enfrentarían “problemas más serios”.
Además, en un escenario desfavorable en el que se contraiga la economía, se incrementaría el riesgo de activos para los bancos, ya que aunque las instituciones financieras tienen una “baja exposición directa al TLCAN”, sí son sensibles a la volatilidad del mercado y la desaceleración de la actividad económica.
En cuanto a la economía de los estados dentro de México, Moody’s aseveró que experimentarían “efectos de mayor consecuencia” si Estados Unidos abandonara el acuerdo.
“Una caída en la inversión transfronteriza y el comercio bilateral probablemente llevaría a una recesión y ocasionaría a su vez una disminución de las participaciones federales”, que representan alrededor de un tercio de los ingresos totales de los estados.