El 8 de febrero de 2018 quedará marcado como la fecha en que República Dominicana hizo historia en el mercado de capitales. Por primera vez, desde la emisión soberana de US$500 millones en 2001, el país logra un bono denominado en moneda local a cinco años por RD$40,000 millones, es decir, US$822 millones con un cupón de 8.90%. La tasa de cambio calculada fue de RD$48.66. En esta colocación también se lograron US$1,000 millones con un 6.50% de rendimiento a un plazo de 30 años, el más bajo jamás logrado.
Es un acontecimiento histórico que debe ser aplaudido por todos los dominicanos, especialmente los sectores que piden fortalecer la confianza en República Dominicana como destino de inversión. Está claro que la emisión del bono en peso dominicano parte de la estrategia del Gobierno de continuar reduciendo la exposición a la variación cambiaria. También tiene el mérito de ser la primera realizada por un país de Latinoamérica no calificado como grado de inversión, lo que evidencia la confianza de los inversionistas en el crecimiento económico y la estabilidad de la moneda dominicana.
Si bien el país elimina el riesgo cambiario que implica emitir en dólares, con esta emisión en pesos hay otros compromisos que pudieran ser tan o más importantes que dividir la historia en dos en cuanto al mercado de capitales para el país. La primera impresión es la que cuenta. ¿Qué significa? Que ahora República Dominicana habrá de cumplir con la misión de garantizar a los inversionistas en pesos que su decisión fue la mejor.
Aunque una cosa va amarrada a la otra, las autoridades monetarias tendrán que emplearse más a fondo para mantener a raya la devaluación del peso dominicano, lo cual se logra, como ha sido hasta ahora, a través de una correcta política monetaria. Todo indica que sí, que es posible lograr estabilidad en los precios. Los instrumentos de política monetaria están disponibles.
Esta primera emisión en pesos, al mismo tiempo, pone a pruebas al Gobierno de cara a lo que habrá de venir en un futuro si no se cumplen las expectativas de los inversionistas. Sin embargo, tampoco parece que será difícil, pues el país ha cumplido fielmente sus compromisos financieros (servicio de la deuda), aunque de todos modos siempre es importante estar atento a lo que indiquen los mercados de capitales. Hay que tomar en cuenta que en promedio el país ha necesitado alrededor de US$1,600 millones cada año para cubrir el déficit presupuestario.
Uno de los aspectos positivos de esta última colocación de bonos del país, además del plazo y las tasas, es que las condiciones obtenidas en estas transacciones permitirán extender el plazo promedio de vencimiento de la deuda de 9.6 años a 11.3 años, lo que reduce el riesgo de refinanciamiento y mantiene los niveles de tasas de interés promedio del portafolio. Siempre, por supuesto, es preciso estar atentos a las respuestas que dé el mercado en un determinado contexto económico.
Lo que sucedió con esta colocación también demuestra el apetito del mercado por los bonos dominicanos. El reporte oficial indica que cerca de 64 cuentas de inversionistas de todo el mundo generaron una demanda total de RD$80,000 millones, dos veces el monto colocado; mientras que para el bono en dólares se recibió una demanda de US$2,100 millones, más de dos veces el monto de la emisión, de parte de unas 84 cuentas de inversionistas, reflejando un interés considerable para bonos de un país con calificación soberana Ba3/BB-/BB-. Esperamos que sigan las buenas noticias.