Hay acontecimientos que parecen inverosímiles. Ejemplo: el crecimiento económico dominicano sobre la base de tomar muchos préstamos y, lo peor, arropado por una crisis eterna en el servicio de electricidad.
Los sectores productivos, especialmente la industria manufacturera, han venido perdiendo espacio en el producto, mientras la deuda soberana, que sirve para financiar el gasto público, aumenta de forma constante.
Con un sistema eléctrico caro, malo y cargado de leyes y reglamentos que no se cumplen, a propósito de un pacto para ver en qué medida se implementan, habría que preguntarse cómo es que este país ha logrado crecer sobre el promedio de la región.
A veces una sociedad vive en medio de una burbuja que pinta todo color de rosa, cuando en realidad lo que está sucediendo es un proceso de posposición de la crisis. Hace mucho tiempo que algunos de los economistas más renombrados viene advirtiéndolo. Crucemos los dedos.