El sector turismo constituye uno de los más importantes motores de la economía dominicana, y se estima que una quinta parte de nuestra producción nacional se encuentra ligada a este importante renglón. En este sentido, es de alto interés nacional promover el desarrollo de este sector económico para permitir que el país continúe en vía de desarrollo.
Sin lugar a duda, el modelo de turismo en República Dominicana se ha diversificado en los últimos años, y se ha realizado un esfuerzo por captar un público de mayores recursos económicos a través del ecoturismo, turismo de alto valor, y la creación de proyectos inmobiliarios en zonas turísticas. No obstante, el renglón de los “todo incluido” sigue siendo el más importante componente de la oferta turística.
Una de las grandes trabas al desarrollo del turismo de alto valor del país es la Ley de Turismo, que data de 1969. Se encuentra desfasada respecto a los requerimientos de una industria moderna y es sorprendente que no haya sido revisada y actualizada desde hace casi 50 años.
A modo de ejemplo, podemos citar el caso de los desarrollos inmobiliarios con fines turísticos, los cuales no están amparados en ninguna normativa que los regule de manera específica. En este sentido, la práctica más común a nivel internacional es que el promotor de estos proyectos establezca una normativa que regule el desarrollo y establezca condiciones de venta de las unidades del proyecto, con la finalidad de estandarizar el aspecto exterior del proyecto. Esta normativa es vinculante para todos los compradores del proyecto, aunque no la hayan aceptado de manera explícita.
En cambio, en República Dominicana no existe ninguna ley que permita que los promotores establezcan normas de aplicación general para el beneficio del desarrollo de un proyecto turístico. Esto tiene como consecuencia que se dificulte el establecimiento de grandes proyectos de desarrollo inmobiliario, ya que los promotores y compradores internacionales no tienen seguridad sobre el curso de desarrollo de su inversión.
En otro orden de ideas, la normativa dominicana tampoco prevé el ecoturismo, no regula de manera clara los distintos tipos de desarrollos que se pueden presentar (alta densidad versus baja densidad, condominios versus villas, etc.), ni otros conceptos de gran valor para la industria del turismo en el país.
A pesar de que el Ministerio de Turismo y otras entidades estatales han realizado loables esfuerzos tendentes a crear un ambiente de fomento para la mejora de la industria del turismo, ya es hora de que modernicemos la normativa en la materia para permitirnos competir en las mismas condiciones que otros países en la región.