El ranking o clasificación de competitividad (“Doing Business” o “Facilidad de Realizar Negocios”) elaborado por el Banco Mundial (BM) ha servido por muchos años como un referente a nivel mundial. Dicha clasificación evalúa varios factores, como la facilidad de constituir una empresa, el proceso de permisología requerido para una construcción o la seguridad jurídica para situar a los países en un espectro de facilidad y dificultad de realizar los negocios.
Aunque pudiera parecer un ejercicio académico de poca importancia, esta clasificación sirve de referente, tanto para la inversión extranjera como para la evaluación del desempeño del gobierno de turno en materia de negocios. Por igual, el criterio del BM se utiliza para trazar políticas de estado.
Debido a todo lo anterior, la noticia de que el BM admitió que había alterado la metodología de la clasificación con fines políticos causa gran consternación. El principal economista del BM confesó que habían descubierto que el gerente del área de la clasificación de competitividad, de origen chileno, modificó los factores a ser tomados en cuenta para favorecer el gobierno conservador de Chile y, al momento en que cambió el gobierno de turno al partido socialista, nuevamente los cambió para perjudicar a dicho gobierno.
Resulta sumamente importante que la metodología y los factores utilizados en este tipo de clasificación sean transparentes y consistentes para que su confianza sea preservada. Ahora bien, el hecho de que una persona haya abusado de su posición con fines políticos no debe reducir la importancia de estos ranking, ni mucho menos de la confiabilidad del Banco Mundial.
Ya el Banco Mundial anunció el inicio de una revisión de las clasificaciones de los últimos años con miras a estandarizar la metodología utilizada y corregir cualquier distorsión que pudiera haber sido causada. Asimismo, ha reiterado que es de primordial importancia para dicha institución que dicha clasificación continúe siendo un referente en la materia, por lo que tomará las medidas de lugar para asegurar que algo semejante no pueda ocurrir nuevamente.
También es importante resaltar que las políticas públicas adoptadas para facilitar la mejoría en la clasificación del Banco Mundial deben ser debidamente ponderadas para que no sean desarrolladas únicamente con esta finalidad, sino porque le convengan al país. Por lo tanto, estos rankings deben servirnos como referentes útiles para una auto-evaluación de país, pero no deben ser consideradas como un mandato ineludible.