Existe la presunción de que el Estado dominicano gasta mucho y gasta mal. A esto se le suma la otra presunción de que la corrupción es generalizada, y que parece estar en el ADN de los funcionarios. Por igual, se plantea que las finanzas públicas dominicanas son precarias y que no hay disponibilidad de recursos para las políticas sociales ni para garantizar derechos de los ciudadanos, sobre todo de aquellos que son considerados pobres o indigentes. Así, se estima que el gobierno dominicano malgasta alrededor de 90,000 millones de pesos, es decir, un 2.5% del producto interno bruto.
El uso clientelar de la nómina pública constituye otra área de permanente cuestionamiento al gobierno, además de la elevada inversión que se realiza en propaganda y publicidad y, obviamente, en los niveles de corrupción que se perciben. Como si esto fuera poco, se plantea que el 77% de la ciudadanía entiende que en República Dominicana se gobierna para los poderosos y que, a pesar del crecimiento económico, no se resuelven los principales problemas del país.
El tema de la deuda pública es otro mal general que se ha vuelto recurrente en el mundo mediático, lo mismo que la brecha entre ingresos y gastos, es decir, el déficit, y la necesidad de una reforma fiscal en el marco de un pacto. Al parecer, los ingresos tributarios se están volviendo insuficientes para solventar pagos de los intereses y el capital vinculado a la deuda, al mismo tiempo que cubrir los gastos corrientes y de inversión. En ese contexto, se revela que la presión fiscal no ayuda y que el sistema tributario dominicano es regresivo.
En el mismo orden, un cálculo tímido basado en hechos de corrupción levantados, da cuenta de que la mala práctica de robarse el erario, se llevó más de RD$26,000 millones entre las uñas durante el 2017, representando esto un 0.7% del PIB. Las preguntas que surgen de este tema es ¿cuántos hospitales se hubieran equipado con estos recursos? ¿Qué cantidad de medicinas se hubieran adquirido?
Por igual, se critica el elevado número de empleados que tiene el Estado dominicano, sobre todo que se observa que la Presidencia de la República tiene más empleados que 17 ministerios juntos.
Todas estas críticas al gobierno y sus instituciones, están contenidas en un Informe de OXFAM que lleva por nombre el título de este artículo. Valdría la pena que los propios funcionarios públicos escudriñen las páginas de ese informe, y hagan conciencia de los datos que aquí se revelan. Hasta por cultura general.