El bitcóin está volviendo literalmente locos a muchos protagonistas del mercado financiero. ¿Por qué una cosa (moneda, activo o commodity) que está “en ningún lugar” y no cuenta con respaldo institucional o fiduciario acapara tanto la atención? ¿Qué sucede? Las respuestas podrán ser según el interés de quien responde a esta pregunta.
Ahora bien, siendo sesudo o reflexivo; pensando con la cabeza bien fría y con la frente bien tranquila, debemos hacernos la siguiente pregunta frente al espejo: ¿Cómo es posible que algo “de la nada” aumente su valor (ficticio o real) amparado sólo en la capacidad infinita de especulación que tienen los inversionistas? Algo no anda bien.
¿Qué haremos con el dinero que genera automáticamente el bitcóin? En la medida que aumenta su valor en el mercado, o sea, su rendimiento, así mismo, queramos o no, es más dinero que se está creando de la nada. Es un dinero fruto de la especulación del mercado, que no cuenta con un respaldo real. Aquí sí cabe el término de fiduciario, pero con la salvedad de que no tiene un respaldo institucional.
Me explico: si compro un bitcóin hoy en US$16,000 y dentro de un mes cuesta US$22,000, o sea, obtuve un rendimiento absoluto de US$6,000, es decir, de un 37.5%, es bueno saber quién se hará responsable, pues llegará un momento que no habrá forma de justificar este precio.
Si los creadores del bitcóin realmente quieren convertirlo en una moneda tendrán que ganarse el respeto del mercado, logrando que sea un medio de pago.
Mientras este producto financiero sea visto como un activo (virtual o no) por los inversionistas ávidos de ver crecer sus fortunas, sin tomar en cuenta los efectos que pueda tener en la economía mundial, no es más que una burbuja peligrosa.
El mundo está cambiando, sí; hay que decirlo, pero el mercado financiero debe tener mucho cuidado. Recordemos que el bitcóin no es la única “moneda virtual” y que sólo habrá que esperar a ver a cuántos más se les ocurrirá crear su propia moneda. Ya Nicolás Maduro amenazó con hacerlo. Mañana, quizá, hasta yo me invente una a ver cómo me va.