Una criptodivisa es un activo digital que fue diseñado para operar como un medio de pago que utiliza criptografía para encriptar las transacciones, monitorear o controlar la creación de unidades adicionales de criptomonedas y para verificar la transferencia de dichos activos. Las criptomonedas están clasificadas como un sub segmento de monedas digitales.
El bitcóin fue la primera criptodivisa creada en el 2009 bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto (persona o grupo de personas). A partir de la emisión del bitcóin han surgido numerosas monedas virtuales, comúnmente referidas como altcóins, ya que fueron diseñadas básicamente como alternativas al bitcóin. Los bitcóins y otras criptodivisas son medios de pago descentralizadas, es decir, no están contraladas por ninguna autoridad monetaria o banco central a nivel internacional (solo Japón a legalizado el bitcóin como medio formal de pago en dicha nación).
El blockchain o cadena de bloques es un libro mayor virtual que computa todas las transacciones de bitcóins de forma anónima. Es un sistema electrónico bien protegido y, por ende, difícil de “hackear” (aunque no imposible), dando cabida al posible uso de estos activos para fines ilícitos.
En los últimos meses, el bitcóin se ha revalorizado de forma exponencial, llegando incluso recientemente a sobrepasar los US$19,000 y luego bajó (su valor ha subido en más de un 2,000% desde enero 2017). Evidentemente una moneda virtual como el bitcóin, o cualquier activo que suba de precio con tal rapidez, también se puede desplomar de igual manera. El bitcóin y sus derivados son altamente especulativos y usted nunca debe descartar la posibilidad de perder toda su inversión si decide invertir en bitcóins.
Y ahora veremos más especulación con futuros sobre bitcóins.