En República Dominicana todos los servicios que debe asegurar el Estado a los ciudadanos están resueltos, o al menos están a punto de solucionarse. Hay un eficiente transporte público, buen servicio eléctrico, agua potable, cero delincuencia, no existe la corrupción pública, abundan los puestos de trabajos con salarios dignos y transitar en el Gran Santo Domingo no es un caos.
Sin embargo, todos sabemos que no es así. Entonces, cómo es posible que a casi tres años de las próximas elecciones nuestros funcionarios y legisladores dediquen su tiempo a hablar de reelección presidencial cuando el país es golpeado por una “ola” de criminalidad y donde continúan agudizándose problemas sociales de antaño.
¿Otra modificación constitucional? ¡Caramba! Existen otras cosas que requieren solución y son más importantes que una reforma a la Carta Magna para permitir la reelección presidencial; un tema extemporáneo, dicho sea de paso.
Qué bueno sería ver a los congresistas y funcionarios plantear medidas para solucionar el caos vehicular que vive el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo de lunes a viernes o conocer, en el caso de los legisladores, su parecer sobre la propuesta de eliminar instituciones con duplicidad de funciones.
Modificar la Carta Magna puede ser un tema de debate, pero en 2019, cuando se esté cerca de las elecciones. Los dominicanos no merecemos que a penas a un año y meses de instalarse este período presidencial el tema de discusión en canales de televisión, periódicos y emisoras sea cambiar la Constitución.