Estimado Señor director:
En primer lugar, permítame felicitarlo por su semanario elDinero el cual viene a llenar un importante vacío en el análisis económico, financiero y de la productividad dominicana.
Tomo el tiempo de dirigirle esta misiva, en atención a que en reiteradas ocasiones, al celebrar la noticia del relanzamiento del Consejo Nacional de Competitividad, resalta el letargo “de casi 16 años” de dicha institución. En honor y respeto a los hombres y mujeres, clústeres, instituciones y asociaciones que han trabajado con ahínco a lo largo de estos años junto al CNC, he decidido referirle algunos datos que no han sido ponderados con justicia a la hora de pasar balance al desempeño de dicha institución.
En apretada síntesis le refiero que ya desde el año 2002 se trabajaba una agenda de competitividad desde el hoy Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes en estrecha alianza con el sector privado. Luego de la firma del DR-CAFTA, y a la llegada del Dr. Leonel Fernández se reconoce el carácter transversal y sistémico de este tema y mediante Decreto No.1374-04, se declara política de Estado de alta prioridad, la adopción y puesta en marcha de un Plan Nacional de Competitividad.
Con este mandato, se instaura un Consejo Nacional de Competitividad presidido por el propio Presidente y, desde su origen, con la integración de destacados empresarios en representación del sector privado: Yandra Portela Vilá, Roberto Bonetti Burgos, Luis Molina Achécar, Jaime Moreno Portalatín, Ignacio Méndez, Maité Fernández, Francisco García, Elena Villeya de Paliza y el fenecido don Luis Manuel Pellerano Amiama.
El presidente Fernández convocó en repetidas ocasiones al Pleno del Consejo, lo que puede comprobar en fotos anexas, y respaldó las iniciativas legales y programáticas que se impulsaron en el proceso de formular el Primer Plan Nacional de Competitividad Sistémica que abarcó desde políticas industriales hasta propuestas para el abordaje del tema eléctrico. Convencido del valor de este foro de diálogo y concertación interinstitucional y público-privada, en el año 2006 se promulga la Ley 1-06 dándole fuerza de ley a la estructura y mandato institucionales en procura de la competitividad.
En anexo a esta carta encontrará un resumen de los primeros 10 años del CNC y sus principales logros. Estos fueron ampliamente documentados en la prensa nacional en aquel entonces y reconocidos mundialmente en el año 2009, cuando el Banco Mundial le otorgó a RD el galardón de GRAN REFORMADOR por sus avances en el informe Doing Business.
Con el lanzamiento de la Estrategia Nacional de Desarrollo en el año 2010, el Plan Nacional de Competitividad pasó a integrar el Eje 3 de la visión país 2030 y se trabajó de manera coordinada con el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo.
Efectivamente, y tal y como resalta su reportaje, a partir del año 2012, el tema de competitividad pasó a un segundo plano y, a pesar de que la oficina técnica se mantuvo trabajando los temas de: logística, facilitación de comercio, clústeres, calidad, asociatividad, y clima de negocios; no se convocó al Pleno ni se designaron nuevos miembros del sector privado. Para no extendernos, no abundaremos en otras decisiones que socavaron la institucionalidad y el financiamiento del CNC y que afortunadamente fueron revertidas con el Decreto 389-17.
Conocedores de la importancia del tema, de la urgencia con que RD requiere abordar sus desafíos de manera coherente e integral y de que, para ello, la voluntad política es indispensable, y debe ser expresa e inequívoca, hemos celebrado con sincera alegría este Decreto y el relanzamiento institucional del CNC. Era hora, era urgente. Pero es en honor a los trabajos realizados de manera tesonera, discreta, profesional e íntegra por el equipo de personas que aún laboran en el CNC; en reconocimiento de las instituciones públicas y privadas que impulsaron mejoras en sus procesos, a los tantos productores y empresas que han desarrollado el valioso capital social que sustentan los clústeres, y en agradecimiento a los organismos multilaterales que nos dieron su confianza y apoyo financiero por más de 15 años, que no podemos guardar silencio y permitir que se presente y difunda una imagen de que durante estos años, no se hizo nada.
Para expresar confianza en el porvenir, no es preciso desmeritar los esfuerzos que preceden al presente.
Muy atentamente,
Andrés van der Horst Álvarez