El ratio de Sharpe nos muestra hasta qué punto el inversionista está dispuesto a asumir riesgo para obtener un mayor retorno de inversión (ROI). Un error frecuente a la hora de elegir un fondo de inversión, tanto por parte del asesor como del inversor, es fijarse demasiado en las rentabilidades y no en los niveles de riesgos correspondientes.
Evidentemente, un fondo de alta rentabilidad llama la atención a cualquier persona, pero pocas veces nos detenemos a analizar cuánto riesgo estamos asumiendo para generar ganancias atractivas.
Tomemos como ejemplo dos fondos de inversión (Fondo A, y Fondo B) que invierten en activos de un mismo mercado bursátil. Es importante tener en cuenta que un fondo de inversión no es mejor solo por el mero hecho de haber generado rentabilidades atractivas durante un periodo determinado.
Cuando estamos dudando entre elegir un fondo u otro, uno de los factores a tener en cuenta es cuál de estos presenta un mayor ratio de Sharpe. El fondo con el ratio de Sharpe más elevado, será aquel que nos proporcione mayor rentabilidad para un mismo nivel de riesgo.
La rentabilidad del fondo A es menor a la del fondo B, pero tiene mejor ratio de Sharpe. En este ejemplo, podemos visualizar, claramente, que aunque el fondo B generó mayor rentabilidad, también es cierto que la volatilidad fue más elevada y las pérdidas (-11%) fueron mayores.