El turismo es, con toda seguridad, una de las columnas principales de la economía dominicana. El hecho de que el año pasado hayan llegado 5,959,347 personas a disfrutar de las bondades que ofrece este país, es un indicativo explícito de su importancia como actividad generadora de valor agregado en el producto interno bruto (PIB). Según el Banco Central, arribaron 359,488 viajeros adicionales con respecto a 2015, equivalente a un crecimiento interanual acumulado de 6.4%.
De este incremento, se observa que el 83.8% corresponde a turistas extranjeros (301,154 pasajeros) y el 16.2% restante a dominicanos residentes en el exterior (58,334 pasajeros). Estos números son halagüeños, pues se nota claramente una tendencia al crecimiento. Y es bueno porque es uno de los sectores que más divisas deja al país. En 2016 fueron más de US$6,000 millones.
Este año también han seguido las buenas noticias en este sector. La llegada de visitantes extranjeros y dominicanos no residentes en el período enero-agosto de 2017 alcanzó la cifra de 4,400,124 pasajeros, al arribar 234,926 viajeros adicionales con respecto a igual período de 2016, un crecimiento acumulado de 5.6%.
¿Y qué decir del turismo de cruceros? Aquí también República Dominicana ha demostrado que es una de las potencias a tomar en cuenta en América Latina. El país, como es harto conocido, está por encima de la mayoría de los destinos turísticos de la región, con excepción de México. La categoría de cruceros ha sido la de mayor crecimiento en el mercado de viajes en el ámbito global con un 7% anual y en 2014 generó imgresos por US$119.9 billones. Sólo en salarios fueron US$39.3 billones en todo el mundo.
En República Dominicana tenemos ocho puertos para recepción de cruceros: Santo Domingo, Don Diego, Sansoucí, Ferry, Puerto Plata, La Romana, Samaná y Cap Cana. Entre 2014 y 2015 este sector contribuyó con US$61 millones al Estado y generó 1,914 empleos con salarios que sumaron US$8 millones.
Según las estadísticas del Banco Central, en la última década la llegada de pasajeros por vía marítima ha crecido en promedio un 12% anual, al pasar de 303,489 en 2006 a 809,286 al cierre de 2016. La apertura de Amber Cove (2015), en la costa norte, significó un aporte importante a lo que ya venían haciendo Don Diego, Santo Domingo y La Romana, entre otros.
Una de las variables que más pueden preocupar a los agentes económicos es el promedio de gastos por día de los turistas de cruceros. Como no es un turista que pernocta, sino que pasa un día andando y comprando por la ciudad, incluyendo consumo en restaurantes, es fundamental hacerlo sentir a gusto con los precios, la calidad del entorno y el servicio que recibe. Afortunadamente, el país saca buenas notas a partir de la integración del sector privado a las labores de remozamiento de las áreas más visitadas. Cada turista que llega en cruceros gasta cerca de US$100 por día.
El compromiso, a partir de estas cifras, es fortalecer la oferta turística dominicana, que las autoridades y los empresarios envueltos en este sector entiendan la importancia de garantizar seguridad, calidad en el servicio e infraestructuras adecuadas. Santo Domingo, para citar un caso, es la ciudad primada de América, por donde se inició la conquista a finales del siglo XV, lo que constituye en sí un atractivo que ningún otro lugar puede ofrecer en el continente americano.
Fortalecer las bondades del destino turístico dominicano y corregir las debilidades es un imperativo que debe materializarse con la ayuda de todos los actores. El trayecto es largo hasta lograr la primera gran meta de atraer diez millones de turistas, pero falta menos.