Señor director:
Con frecuencia vemos en las calles de nuestro país a personas pidiendo alguna limosna, ayuda para una operación o para un tratamiento contra una enfermedad incurable.
Los que andamos en las calles, obligados porque somos vendedores, como es mi caso, nos encontramos en la disyuntiva de dar, apoyando con esta acción que continúen en las calles, o simplemente hacernos de la vista gorda para que no se queden toda la vida pidiendo en las calles.
Me extraña que las autoridades no se den cuenta que muchas de las personas que piden las calles son simples estafadores. Me pregunto, ¿cómo es posible que una señora esté en medio de la calle, Máximo Gómez con 27 de Febrero, en medio del calor sofocante; entre el humo que despiden los vehículos, con una sonda no se sabe en qué parte del cuerpo, gasa en el cuello con sangre y encima de eso pueda caminar y permanecer durante tantas horas de pies.
Sinceramente, yo no sé cómo puede hacerlo. Sospecho que debe ser una estafa vulgar a la vista de todos.
Diego B. Batista.
Vendedor.