[dropcap]E[/dropcap]l crecimiento económico de República Dominicana durante los últimos años ha sido impulsado mayormente por el consumo interno, y muy especialmente por el creciente gasto público, el cual es, a su vez, financiado por deuda externa. Sin embargo, para lograr un crecimiento sostenible y de calidad, es necesario adoptar políticas para incentivar el crecimiento de la industria local y de las exportaciones nacionales.
En este sentido, podemos resaltar la reciente publicación por el Consejo Nacional de Competitividad (CNC) de un catálogo de rutas comerciales entre República Dominicana y el Caribe como un paso positivo. El CNC y el Centro de Exportación e Inversión de República Dominicana (CEI-RD) son instituciones activas en la materia, las cuales están tomando acciones concretas con la finalidad de mejorar el clima de negocios.
No obstante, además de los trabajos del CNC y del CEI-RD, es necesario adoptar políticas públicas con esta misma finalidad. En primer término, el monopolio en materia de carga y las dificultades con los auto-denominados “sindicatos” encarece el transporte y lo convierte en una aventura para el exportador.
En segundo lugar, la electricidad cara y de poca calidad en el país eleva de manera innecesaria e impredecible el costo de producción. Hasta tanto el país no cuente con una matriz estable y eficiente de energía, liderada por el sector privado, se hará difícil la planificación empresarial y productiva.
Otro elemento es la calidad de los recursos humanos en República Dominicana. Es necesario el énfasis de la educación y capacitación técnica, para crear trabajadores eficientes, en vez de perpetuar el sistema actual en los cuales los ciudadanos tienen dos caminos: concluir su educación con la básica, o continuar a la universidad. Debe haber un punto medio entre estas dos opciones.
Todos los países que han tenido éxito en desarrollar su base industrial local y hacer crecer sus exportaciones han tomado medidas a nivel fiscal con esta finalidad. El sistema impositivo dominicano se encuentra rezagado en este sentido, con un énfasis en el uso de los recursos técnicos de la administración tributaria para aumentar las recaudaciones en vez de lograr metas de políticas públicas.
Asimismo, las dificultades de exportadores para utilizar el crédito del ITBIS sin trabas administrativas es un desafío. Igualmente, la expiración en este 2017 de los incentivos de Pro-Industria representa un elemento negativo en este renglón.
En fin, sin la realización de un examen profundo del sistema tributario con miras a una reforma integral para incentivar las exportaciones, el país no estará en una posición para explotar este sector productivo.