Cada tres meses una misión de representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI) visita la República Dominicana con el objetivo de hacer una evaluación de la economía. Esa tarea se puede decir que es de rutina, como parte de las labores de ese organismo dentro de la relación que mantiene con diversos países del mundo.
Es lo que se conoce como las estipulaciones del Artículo IV del convenio del país con ese organismo, pues no se trata de un acuerdo de monitoreo ni stand by no nada por el estilo, aunque las recomendaciones del Fondo permiten tener una idea de cómo anda la economía y de las medidas necesarias para mejorarlas.
En cuando a la receta, se puede decir que el FMI no mencionó nada nuevo, nada diferente a lo que ha recomendado en sus últimas evaluaciones: Ajuste de la tarifa eléctrica a los niveles en que fluctúen los costos, ajuste fiscal (aumento de impuestos o creación y ampliación de nuevos gravámenes) para que la presión tributaria sea mayor y que haya más disponibilidad de recursos en el Estado, y controles en el nivel de endeudamiento.
La semana pasada escribimos en esta columna que el Gobierno de Danilo Medina no hará nuevas reformas fiscales en lo que le queda de gestión y por eso se dejará para último el Pacto Fiscal, de los tres que se han de firmar como mandato de la Estrategia Nacional de Desarrollo. Los dos primeros serán el de Educación y el Eléctrico.
Por tanto, no es sorprendente la afirmación del Gobierno de que no habrá más impuestos y de que no se aumentará la tarifa eléctrica como ha sugerido el FMI.
Pero eso no quiere decir que se dejarían de lado otras medidas que impliquen incrementos de los ingresos del Estado, por medio de otros ajustes como el peaje, que las autoridades insisten el llevarlo a de 30 a 100 pesos, lo cual ha recibido un rechazo masivo de la población.
Sin embargo, hay un aspecto mencionado por el FMI al que sí debe prestársele atención especial: el elevadísimo nivel de endeudamiento del Estado. La deuda pública asciende al equivalente del 48% del producto interno bruto (PIB). Ese nivel de endeudamiento incluye deuda externa, deuda interna y deuda del Banco Central por los certificados de participación.
Imagínense ustedes lo insostenible de esa deuda, más si se toma en cuenta que la presión tributaria (ingresos que recibe el gobierno por medio de impuestos y aranceles) equivale a sólo el 14% del PIB, lo cual indica que de ese porcentaje es preciso sacar una cantidad considerable para el pago de intereses y capital de deuda.
Aunque el Gobierno ha reducido el déficit fiscal, es decir, los gastos en que incurre por encima de sus ingresos, todavía los niveles actuales, estimados en 2.8% del PIB, son muy altos, ya que para cubrirlo se recurre a más endeudamiento que engrosa ese 48% del PIB en deuda pública actual.
Sólo imagine una familia con una casa valorada en 4 millones de pesos, un solar de 1 millón, dos vehículos con valor de 800 mil y salarios que en conjunto suman sólo 532 mil al año, es decir, 40,923 pesos más el doble sueldo.
Entonces esa familia tendría un PIB total de 4 millones 332 mil pesos. Pero sucede que su deuda actual equivale a 2 millones 79 mil 370. Para pagar intereses y capital de esa deuda tiene que sacarlos de los 40,923 que gana al mes, además de cubrir sus gastos.
Eso, definitivamente, sería insostenible.
Pues, sepa usted, que así está el país.