[dropcap]M[/dropcap]antener a raya la inflación, que no es ni se parece al control de precios, es la función fundamental del Banco Central, para lo cual utiliza una serie de mecanismos que le permiten influir en la demanda interna. Los resultados de los últimos años, y específicamente durante el último año, establecen que esta responsabilidad ha sido cumplida al pie de la letra.
La emisión de bonos (deuda) y la tasa de interés son sólo dos de las opciones más socorridas por las autoridades monetarias para mantener estables los precios, una de las variables macroeconómicas más importantes. Su estabilidad es sinónimo de confianza en la economía.
Sin embargo, lo que ha sucedido con los precios (y sólo hay que ver el IPC de julio 2016 a julio 2017) al parecer no sólo está relacionado con la confianza en la economía dominicana, que de por sí es excelente, hecho que se demuestra con la mejora de la calificación de riesgo del país y con la apetencia que hay en los mercados internacionales por los bonos dominicanos.
Y si todo está bien, ¿por qué la baja inflación prolongada? Una baja inflación no necesariamente significa tranquilidad en la economía. En muchos casos genera más preocupación que una inflación controlada. Hay que tener cuidado con la caída en la demanda interna, que es donde podría estar la explicación más cercana a la verdad. Los economistas sabrán cómo explicarlo mejor, pero cuando se cae el consumo, que es el caso, los precios tienden a no subir. Esto indica que no sólo la abundancia de un producto provoca una caída en los precios.
Cuando no hay un movimiento natural de los precios, que es lo mismo que decir inflación controlada, hay un desincentivo a la inversión. Por suerte, las autoridades monetarias han estado muy atentas a lo que sucede con la economía. Las más recientes decisiones de política monetaria demuestran que dan seguimiento al comportamiento de la economía día tras día.
Los datos son los que dicen que la economía está más fría de lo deseado. Entre julio de 2016 e igual mes de este año, el IPC mensual no ha llegado al 1%. Sólo en diciembre pasado llegó a 0.9%. En todos los demás meses apenas ha llegado a 0.62% con períodos en que la inflación ha sido negativa.
En julio de este año, por ejemplo, el Banco Central reportó que el índice de precios al consumidor registró una variación mensual de 0.18%, mientras que la inflación acumulada de los primeros siete meses del año apenas llegó a 1.20% y que la anualizada se ubicó en 2.54%, o sea, por debajo del límite inferior del rango meta de 4.0% (+/- 1.0%) establecido en el Programa Monetario para 2017.
Con miras a “calentar un poco la economía” las autoridades monetarias decidieron reducir en 2.2 puntos porcentuales el coeficiente requerido de encaje legal de las entidades de intermediación financiera, que equivalen a una liberación de RD$20,423.2 millones, los cuales serán dirigidos a distintos sectores de la economía. A esta suma se agregan RD$2,051.8 millones pendientes de desembolsar para el sector agropecuario correspondientes a la liberación de recursos autorizada en diciembre de 2016, y un remanente de RD$1,061.9 millones de las recuperaciones de los recursos liberados mediante disposiciones anteriores. Esto significa que, al sumar estas tres partidas, el total de recursos disponibles para la economía asciende a RD$23,536.88 millones.
El Poder Ejecutivo, partiendo de los resultados en materia de control de inflación, debe estar muy satisfecho con la política monetaria implementada por las autoridades del Banco Central. Sin duda, su papel ha sido cumplido tal cual lo mandan las leyes. Ahora resta esperar que la economía responda satisfactoriamente, pues el crecimiento es lo único que puede garantizar más confianza de los inversionistas, cuyo capital genera empleos que se traducen en una mejoría en la calidad de vida de la población.