[dropcap]E[/dropcap]l Banco Central, atendiendo a una disminución del medio circulante durante los últimos meses, que empezaba a preocupar a los comerciantes dominicanos, ha iniciado la implementación de un conjunto de medidas que procuran reactivar la economía a través del crédito bancario.
Una de estas medidas es la liberalización de más de RD$20,000 millones provenientes de las reservas obligatorias que deben tener las entidades financieras como garantía de los depósitos de sus ahorrantes.
Se espera que, en efecto, el sector exportador pueda hacer uso de RD$4,500 millones vía los intermediarios financieros autorizados, la industria manufacturera a RD$4,000 millones, alrededor de RD$1,700 millones el sector agropecuario, vivienda RD$4,000 millones y el comercio y las Mipymes a más de RD$3,700 millones.
Otros recursos adicionales pendientes de desembolsar, de diferentes fuentes y destinos, permitirá que las Mipymes y otros sectores productivos tengan acceso a fondos frescos a una tasa de interés del 8% anual. A esto se le añade la reducción de la tasa de política monetaria en 50 puntos básicos, con lo que se procura que una mayor cantidad de recursos esté disponible para fines de préstamos.
Estas medidas, en lo fundamental, son atinadas y oportunas, y hablan muy bien de la Junta Monetaria y de su ejecutor, el Banco Central. Sin embargo, en economía hay cosas que se suponen que no necesariamente en la práctica suceden según lo esperado. También, la teoría económica manda a que se determinen los factores que provocaron el comportamiento de la variable en cuestión, de modo que se ataque el problema de raíz, y a que no se coloquen parches que luego destapen el problema nuevamente.
La anterior reflexión viene a cuento porque una expansión de la oferta monetaria y del medio circulante tiene objetivos precisos de incentivar la producción y empleo, vía el consumo y la inversión, pero puede tener efectos indeseados sobre los precios y el tipo de cambio, sobre todo en un periodo en donde históricamente la tasa de cambio ha experimentado deslizamientos que han provocado la intervención rápida del Banco Central.
En ese sentido, convendría monitorear muy de cerca la implementación de estas medidas de política monetaria de carácter expansivo, de modo que lo que se pretende lograr en términos de incentivo al crecimiento no se convierta luego en un problema inflacionario, con consecuencias negativas para el consumo y la demanda de bienes y servicios.